16/12/14

Precio del petróleo y Fracking

English translation


Matt Mushalik: "Mientras los medios principales de comunicación engatusan a sus audiencias con la supuesta revolución del fracking,, el pico en la producción de petróleo ya es una realidad estadística en la mayoría de los países productores y avanza como el cáncer en el sistema de la oferta de crudo. El gran problema es que se siguen acumulando infraestructuras petróleo-dependientes que quedarán inútiles cuando el petróleo del fracking empiece su irremisible y rápida declinación"

Ambrose Evans-Pritchard: "El Departamento de Energía de Estados Unidos dice que las compañías de petróleo y gas han estado acumulando enormes deudas para perforar en regiones marginales. La deuda neta aumentó $ 106bn hasta marzo de 2014, y las compañías han vendido activos por $ 73 millardos. Sin embargo, los ingresos se estancaban, incluso cuando los precios del crudo estaban por encima de $ 100. El volumen de inversión en el fracking de EEUU rondaría los 5 billones de $ desde 2008, y gran parte de esta inversión se encuentra en riesgo. Se ha convertido en una amenaza sistémica."

Wall Street Fracking


Michael Webber: "Despues de la burbuja de las punto.com y luego la de las hipotecas sub-prime, Wall Street tenía que poner su dinero en alguna parte, ..., Así que pusieron un montón de su dinero en la producción doméstica de gas y petróleo"

En un post anterior traté sobre la burbuja del fracking, la baja rentabilidad de los pozos de gas y de petróleo explotados con este método y el poco recorrido que le quedaba. Ahora, toda la burbuja financiera montada a su alrededor está llegando a su fin.

El precio del petróleo cae y sin embargo la recesión se apodera de las grandes economías del planeta. La sombra de un nuevo crack financiero va creciendo de forma alarmante en el ya turbio horizonte de la globalización.

Mientras en España se dictan sentencias pro-fracking  y se va a modificar la Ley de Hidrocarburos creando un nuevo impuesto que trata de endulzar el fracking (que se aproxima vía TTIP) con dádivas para los municipios y autonomías que traguen la píldora, el fracking pierde gas en EEUU, donde, alimentado por una mentalidad de la fiebre del oro y el dinero fácil de Wall Street, se había convertido en el boom especulativo subsiguiente a de las punto.com y las hipotecas subprime.



Después de la crisis financiera de 2007, la fiebre del fracking se convirtió en la alternativa de negocio para Wall Street que ha propiciado la fiebre del fracking sub-prime, el fracking basura, a base de sofisticados productos de ingeniería financiera diseñados para saciar la codiciosa demanda de unos mercados financieros abrumados por ingentes cantidades de fondos procedentes de las masivas operaciones de QE (maquinita de hacer dinero) orquestadas por los bancos centrales de las principales economías del planeta. Buena parte de estas operaciones, como siempre, se producen “over the counter”, es decir, fuera de los circuitos controlables por las agencias de supervisión financiera, por lo que nadie sabe a ciencia cierta la magnitud que pueda haber alcanzado esta enésima burbuja financiera.

Por supuesto, además de Wall Street, la fiebre del fracking está fuertemente subvencionada por el gobierno, que ha corrompido todo el sistema legislativo de salud y medioambiental para favorecer su expansión.


La gráfica ilustra a las claras el desastre económico-financiero del Wall Street fracking. La curva verde representa los ingresos por fracking de las 127 compañías perforadoras de los EEUU mientras que la azul suma los gastos en que han de incurrir para seguir operando (notar que entre los gastos figuran “los dividendos” que han de pagar a los inversionistas para que no abandonen el negocio, lo cual significa que pagan dividendos con endeudamiento sic!) . La diferencia se cubre con endeudamiento o venta de activos. La deuda acumulada no ha hecho más que crecer de forma exponencial y podría rondar los 300.000 millones de $.

Esta enorme burbuja de deuda en el segmento notoriamente volátil de los mercados de crédito corporativo significa de nuevo un riesgo sistémico para la mayor economía del mundo.

Pero si las burbujas anteriores consiguieron hacer de EEUU la locomotora (demanda) del mundo, la actual burbuja del fracking no ha conseguido superar las fronteras de EEUU. El fracking sin burbuja no ha resultado operativo en ninguna parte del planeta (Polonia, Ukrania, Inglaterra, China, Australia, ... ) a pesar de las ingentes prospecciones y exploraciones realizadas en todos los continentes por las cinco grandes del petróleo. El único fracking que ha funcionado (hasta ahora) es el Wall Street Fracking en EEUU.

1r capítulo: La carta del gas tumbó al gas


Las empresas del fracking, endeudadas hasta los tuétanos, necesitan perforar a destajo para generar una corriente de ingresos que calme a sus cada vez más nerviosos acreedores ante la creciente pelota de deuda.

Pero tanto Wall Street fracking, tanta fiebre perforadora, ha hecho caer en picado el precio del gas en los EEUU (no en el resto del mundo puesto que el gas norteamericano aún no es exportable dado que no hay aún plantas de licuefacción operativas en los EEUU) de forma que su precio cayó un 60% desde 2008. El gas barato ha empujado el crecimiento económico. Las empresas eléctricas se han pasado a la generación a partir del gas. Los camiones, autobuses, los taxis, etc., también han experimentado la mutación; empresas como las fabricantes de fertilizantes y químicos, que utilizan gas como materia prima, de repente se encuentran que los Estados Unidos es un lugar atractivo para instalar nuevas fábricas, en comparación con, por ejemplo, en Asia, donde el gas es cuatro veces más caro. Bendito fracking que, gracias al ingenio de Wall Street, está consiguiendo el milagro de la relocalización industrial.

2º capítulo: La carta del petróleo está tumbando el precio del petróleo


Aunque los banqueros hicieron un montón de dinero y un puñado de empresas energéticas hicieron fortunas saliendo justo en el pico del mercado, la mayor parte de los actores de la industria del fracking gasístico han quedado pillados, con precios del gas doméstico por los suelos y obligados a vender activos y consignar enormes pérdidas en el valor de sus “reservas”.

En su huida hacia adelante, las empresas del fracking gasístico se han ido pasando al fracking petrolero, puesto que, a diferencia del gas doméstico, el precio del petróleo viene marcado por el mercado mundial y por lo tanto debería quedar menos afectado por la fiebre perforadora.

Pero el fracking petrolero es aún más costoso que el fracking gasístico con lo que la pelota burbujista se incrementa aún más. La calenturienta fiebre del fracking se convierte en un paroxismo perforador.

De esta manera, gentileza de Wall Street, EEUU ha reducido considerablemente sus importaciones de crudo. Pero con la persistencia depresiva general y la dramática desaceleración de los BRICS, el consumo de hidrocarburos en el mundo ha caído en picado.

En resumen, el fracking gasístico tumbó el precio del gas doméstio y el fracking petrolero está actualmente tumbando el precio mundial del petróleo  y amenazando con tumbar el Wall Street fracking, un irracional y contaminador engendro financiero, la última criatura de Wall Street.

Perforad malditos, perforad


Según un estudio de JP Morgan Asset Management, respecto a las 12 mayores cuencas de shale oil en los EE.UU, sólo el 80% son apenas rentables con precios del petróleo por debajo de 80 dólares por barril. Lo más preocupante es que estas optimistas proyecciones no incluyen los pagos de intereses sobre la deuda acumulada por las empresas de fracking.



Mantener el precio mundial cercano a los 100$ el barril implicaría reducir la producción y los que primero que deberían reducirla serían los productores de petróleo no convencional, es decir, EEUU.

Pero no. El Wall Street fracking necesita continuar perforando o morir en el intento. Si los precios del petróleo caen por un período prolongado de tiempo la mayoría de las compañías energéticas del fracking serán forzadas a salir del negocio y en última instancia declarar la quiebra (a diferencia del fracking internacional, en EEUU la mayoría de los operadores  son empresas de mediana categoría). Será el estallido de la burbuja del fracking de cuyas dimensiones reales nadie tiene la más remota idea.

Rogamos a la OPEP un nuevo choque del petróleo



El milagro salvador podría ser la entrada al quite del cartel de la OPEP, reduciendo sus cuotas de producción para aguantar el precio. Curioso el mundo del capitalismo senil, pidiendo a gritos un nuevo choque petrolero a la OPEP (sic). Paradójica globalización capitalista en la que la caída del precio del petróleo, en lugar de estimular las economías ahonda la depresión.



Con el barril a 60$ el único petróleo rentable es el convencional árabe. El resto del petróleo extraído incurre en pérdidas. A los países de la OPEP no les conviene reducir su producción mientras el resto la aumenta. Con precios bajos sus ingresos caen (aunque no tanto como se han apresurado a afirmar los principales medios de comunicación, puesto que la subida del dólar compensa en buena parte la caída del precio del petróleo) pero su cuota de mercado no puede más que aumentar.

Una bajada efímera


El regalo de unos precios bajos de los hidrocarburos para estas navidades, thanks-Wall Street fracking, va ha ser un hito para recordar. A medio y largo plazo la escalada está servida. El gasto en capital para sacar más crudo a la superficie se ha doblado entre 2005 y 2013 (desde 220 millardos hasta 440 millardos de dólares), mientras que la producción ha aumentado en sólo un 6% (5,4 millones de barriles/día). Las estimaciones sobre el coste del capital para cubrir la demanda de petróleo de las dos próximas décadas rondaría los 2 billones de dólares con lo que el precio escalará a niveles que no podrán aguantar las escuálidas economías en depresión.

Estamos entrando en un territorio desconocido


Con precios del petróleo en declive la recesión se acentúa. Con la burbuja del fracking a punto de estallar y, sin otra burbuja de recambio en el horizonte para bombearle aire, la globalización neoliberal se desinfla por momentos. Sin la burbuja del fracking la economía norteamericana perderá el poco fuelle que le quedaba, mientras que la europea y la japonesa se están ahogando en un marasmo de deuda insostenible. La muralla de los BRICS también se desmorona. Como ocurriera tras el crack de 1929, la gran depresión parecía estar controlada en 1937 pero la espiral depresiva volvió a cobrar más fuerza.


Sin más burbujas en el cajón, la segunda globalización se encamina inexorablemente hacia la madre de todas las grandes depresiones, hacia la depresión global.



Cito un comentario al antiguo post "Fracking, la tercera burbuja":

Ante todo, gracias por el artículo. Es uno de los mejores que se consiguen por estos medios. ¿Sería posible contar con una actualización? Se me ocurren algunas cosas que se pueden incorporar: 1) Bulgaria en el 2012 prohibió el 'fracturamiento de lutitas' luego en el 2013 el gobierno fue derrocado. Una de las primeras acciones del gobierno entrante fue derogar la prohibición. 2) No se hace mención a la compañía Halcón y a su dueño Floyd Wilson.
Como complemento a este artículo recomiendo el Keiser Report 767:
http://actualidad.rt.com/programas/keiser_report/view/145970-keiser-report-espanol-estados-unidos-pais-tontos-e676

2/12/14

Bancos de Alimentos y Neoliberalismo


X. Montagu: "No es fácil conseguir que 20.000 personas estén dispuestas a permanecer las horas punta de un fin de semana en las puertas de los supermercados convenciendo a los transeúntes para que compren más, que la identificación de estas personas con su tarea comercial sea tal que lo hagan sin cobrar, que su mensaje consumista venga envuelto con uno de los sentimientos más nobles de los humanos: la compasión. Todas estas cosas juntas podrían ser la carta a los Reyes Magos de cualquier director de marketing. Esto es lo que el Banco de los Alimentos ha regalado alas grandes cadenas de alimentación los días 29 y 30 de noviembre. Y todo esto gratis. Sí, también el30 de noviembre, uno de aquellos domingos que las cadenas y grandes supermercados abren perjudicando el derecho al descanso de sus trabajadores y compitiendo deslealmente con el pequeño comercio"

¿Qué son los bancos de alimentos?


Un banco de alimentos puede ser una red de solidaridad popular que funciona gestionado por vecinos conscientes del carácter de urgencia, que distribuyen alimentos entre sus conciudadanos favoreciendo formas de funcionamiento, organización y autogestión vecinal, redes de solidaridad y movilización política y por tanto de apoderamiento y autoestima. Gente que piensa, que se organiza para defenderse y reivindicar sus derechos y que interactúa.

Un banco de alimentos de estas características se parece demasiado a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. ¿Plataforma de afectados por el hambre? De ahí que los think tanks neoliberales pusieran a punto sus bien pagadas neuronas para enfrentar, trastocar y desbaratar tal peligrosa deriva.

Bancos de alimentos neoliberales


Es importante la definición. Hay que huir de títulos tales como “plataforma”, forum, autodefensa, …, contra las causas y las raíces del hambre, etc. “Banco”, por el contrario, es más apropiado, más aséptico, más capitalista, implica intermediación entre dos partes bien diferenciadas (y que a ser posible no deben entrar nunca en contacto), los depositantes de alimentos y los receptores. Ambas partes se benefician, los depositantes pueden ejercer su consumo de compasión y los receptores comer.

Los bancos de alimentos constituyen una pieza fundamental de sistema. No se trata de algo provisional frente a una situación de emergencia o de crisis coyuntural sino de una alternativa neoliberal permanente a los servicios de asistencia social. La sociedad civil no debe organizarse contra los recortes y las privatizaciones de la miseria, la exclusión, la desconexión, el desahucio, la enfermedad y el hambre, sino ejercer como consumidor pasivo de compasión o colaborando como voluntario en las grandes recogidas y maratones alimentarios patrocinados por los bancos y las corporaciones del sector. Los bancos de alimentos han venido para quedarse.

Convenientemente manipuladas y degeneradas, estas, estas instituciones “bancarias” de la intermediación compasiva, además de funcionar como un tranquilizante para las indignadas conciencias de los donantes, constituyen un eficaz antídoto contra las movilización ciudadana y el cuestionamiento de la creciente desigualdad social y la exclusión.

Para los expeditivos y eficientes bancos de alimentos neoliberales sus clientes deben ser meros receptores de donaciones y permanecer en todo momento separados de los voluntarios y donantes. No debe haber ningún tipo de contaminación entre ambos sectores puesto que es fundamental generar y mantener una situación de dependencia y pasividad. Para asegurarlo se llega al extremo de que los voluntarios tengan prohibido recibir donaciones del banco de alimentos. Esto ha llevado a situaciones tan surrealistas como voluntarios del banco de alimentos que se han visto en la necesidad de pedir ellos mismos donaciones del banco, han tenido que dejar de ser voluntarios o irse a buscar su paquete en el banco de otra localidad.

Historia de los bancos de alimentos neoliberales


Los bancos de alimentos han venido con el neoliberalismo y la globalización. En EEUU empezaron a multiplicarse durante la década de 1980s y las reaganomics los promovieron como una alternativa de acompañamiento a los fuertes recortes sociales orquestados. En Canadá el gobierno liberal de Jean Chrétien, enfrentado a un nivel de la deuda pública del 90% del PIB, lanzó una política de austeridad drástica en 1993 con una reducción del 20% de los funcionarios y fuertes recortes sociales que abriría las puertas a los bancos de alimentos según el modelo se su gran vecino. En España, Irlanda, Italia y Portugal, la idea cuajó en 1992. Luego vendrían Polonia y Grecia. En 2007 se crearía la “Red Mundial de Bancos de Alimentos”. En la “locomotora” alemana, donde unos 7,4 millones de trabajadores alemanes sobreviven con minijobs a 450 euros al mes, más de un 16% de la población se encuentra en riesgo de pobreza y los bancos de alimentos donde acudir son más de 900. A Inglaterra no llegaron hasta 2004 pero su expansión ha sido meteórica gracias al programa antisocial de la Big Society ( menos Estado para los pobres y más Estado para los ricos) promovido por David Cameron.

El negocio de los bancos de alimentos


Carlos Herrera: «necesitamos muchos voluntarios, todo un ejército civil armado de amor, fraternidad y solidaridad»

El irracional funcionamiento de la industria alimentaria y las grandes cadenas minoristas genera enormes montañas de excedentes. Los bancos de alimentos evitan que la venta de excedentes repercuta en caídas de precios puesto que dichos alimentos no acaban en la cesta de la compra de sus consumidores. Así pues, los bancos de alimentos podían constituir un notable valor añadido para las cadenas de valor de los monopolios de la alimentación y de las grandes superficies (WalMart, Tesco, Carrefour, Mercadona, Eroski, Lidl, Aldi). Se podían justificar adicionales incentivos fiscales al reciclaje de sus excedentes y conseguir una forma barata de deshacerse de sus residuos. Y ¿qué mejor campaña de relaciones públicas que alimentar a los hambrientos?

Las escuelas de negocios y sus avispados especialistas en marketing pronto olisquearon apetecibles oportunidades para sacar tajada adicional al mercado del hambre y la compasión. ¿Porqué no organizar verdaderos maratones de la compasión, verdaderos Black Fridays de la compasión, grandes operaciones de recogida en las fechas clave de finales de noviembre cuando la proximidad de las fiestas navideñas despierta la avidez consumista? Portadas de periódicos, noticias y entrevistas en televisión, fabulosos records a superar cada año, promoción gratuita por tweeter, facebook, etc. Grandes eventos solidarios incrementando notablemente sus cifras de negocios. Más compasión, más ventas, más beneficios. En fin, el ansiado santo Grial del marketing, el win win, todos ganan, los donantes ganan, los hambrientos ganan y nosotros ganamos. Y como efecto colateral, nada despreciable para los monopolistas, minar aún más las ventas del pequeño comercio de los barrios pobres marginales que se ven obligados a cerrar uno tras otro.


¿Qué lumbrera del marketing habría soñado alguna vez con ejércitos de esforzados voluntarios y agresivos comerciales de la compasión acosando a los consumidores en el punto donde resultan más indefensos a sus campañas “solidarias”, es decir, con sus carritos llenos y la cartera abierta pasando ante los cajeros y enfrentando a voluntariosos voluntarios parapetados entre enormes cajas de recogida? ¿No es casi mejor que la ancestral técnica recolectora de la iglesia católica presentando la cestita al sufrido feligrés pendiente de las miradas escudriñadoras de sus correligionarios? ¿Y que decir del valor añadido de la publicidad gratuita con sus logos pegados por todas partes?

En EEUU los bancos de alimentos se han convertido en una industria en sí misma, que absorbe cuantiosas subvenciones del gobierno. Ejecutivos de las grandes cadenas de alimentación controlan totalmente el sector (una cuarta parte de los directivos de los principales bancos de alimentos provienen de compañías que figuran en la lista de Fortume 500 o Global 500, como WalMart, ConAgra, etc.).

En España FESBAL, la federación de Bancos de Alimentos institucional, que define a los bancos de alimentos como "son organizaciones sin ánimo de lucro basadas en el voluntariado y el objetivo es recuperar excedentes alimenticios de nuestra sociedad y redistribuirlos entre las personas necesitadas, evitando cualquier desperdicio o mal uso", amenazó al Banco de Alimentos alternativo del Barrio de Tetuán (anti neoliberal) con una denuncia penal por usar el nombre “Banco de Alimentos”, registrado como marca por esa organización. FESBAL y sus bancos afiliados reciben dinero de las partidas sociales de los presupuestos de la UE, dinero que de otra forma iría a prestaciones sociales. En 2012 recibieron 81,11 millones que “invirtieron” en comprar alimentos no perecederos a Nestlé, Heros, etc., empresas cuyas oficinas de tesorería están en Luxemburgo.

El director de FESBAL es un supernumerario del Opus Dei. Los presidentes de buena parte de los bancos de alimentos provinciales son también supernumerarios del Opus formados en la flamante escuela de negocios del Opus, la IESE, donde se perfecciona día a día el aséptico perfume neoliberal que han de lucir sus pergañados bancos de alimentos. El Opus ha encontrado además en los bancos de alimentos un valor añadido adicional: un marco ideal para hacer proselitismo entre tan esforzado voluntariado.

El director del Banco de los Alimentos de Cataluña, Antoni Sansalvadó y Tribó, es un antiguo directivo y accionista de Áreas y Serunión, filial de la multinacional Elior, líder en el sector de la restauración colectiva que suministra comidas a 2.800 centros (comedores escolares, hospitales, etc) y factura diariamente 450.000 comidas. Nestlé, Ebro Agrícolas y Gallina Blanca, empresas determinantes en el clúster agroalimentario catalán, también están representadas.

¿Acabar con los bancos de alimentos neoliberales?


Las plataformas de lucha de los afectados por los recortes sociales y la desigualdad galopante, que debaten y profundizan en las causas del dolor y la miseria social, que imponen la solidaridad militante a la compasión aséptica y manipulada, pueden ser una alternativa circunstancial a la embestida capitalista neoliberal. Se trata de una lucha de guerrillas desigual frente a los ingentes ejércitos del capital monopolista globalizado. Pero las guerrillas y los guerrilleros han acabado con muchos grandes ejércitos a lo largo de la historia. Esto lo saben las Open Society Fundation de G. Soros, la FAES de JM Aznar, el ignominioso Foro de Davos y los demás think-tanks del neoliberalismo militante y por ello se esfuerzan en infiltrar, manipular, subvertir, y desvirtuar cualquier iniciativa que pueda poner en peligro su impresentable hoja de ruta.

Los bancos de alimentos neoliberales son el resultado visible de esta infiltración, maquinación y manipulación que han subvertido una motivación solidaria en una horripilante monstruosidad al servicio de la “Responsabilidad Social Corporativa” y las “Relaciones Públicas” de las grandes corporaciones.

Las grandes superficies y supermercados y las grandes corporaciones alimentarias, son los responsables del gran desastre alimentario y medioambiental que estamos sufriendo y que pone en serio peligro a las generaciones futuras. Los bancos de alimentos son una más de sus parasitarias criaturas.

links: 

El Gran Recapte. Fer negoci amb la bona voluntat

Filantropófagos