10/12/08

Ciclo economico o Depresion Permanente

 

George Brockway: "Los resultados de los economistas matemáticos que buscan ecuaciones para explicar el comportamiento de la economía está condenado para siempre al fracaso. Se dice que sus modelos no acaban de funcionar porque por un lado las variables que intervienen son demasiadas y por otro los datos estadísticos que manejan son demasiado dispersos. Pero el universo físico es tan variado o más que el universo económico (ambos son infinitos) y Newton tenía menos datos y menos medios de cálculo de los que estaban a disposición de Jan Tinbergen y sus seguidores."

Karl Marx: La lucha de clases en Francia, 1848. "La aristocracia financiera dicta las leyes, dirige la gestión del Estado, dispone de todos los poderes públicos constituidos, dominando la opinión pública, se reproduce en todas las esferas, ... el mismo engaño vergonzoso, la misma sed de enriquecerse, no por la producción sino escamoteando la riqueza de otros"

Paul Krigman: "La Gran Depresión concluyó gracias a un tipo de programa de obras públicas que incluso los conservadores están dispuestos a defender: una guerra"

Se trata de una crisis sistémica dado que el sistema otorga la función de invertir a quienes no quieren hacerlo.

¿Qué significado tiene "tocar suelo"? ¿Existe un suelo donde rebotar? ¿Como funciona el rebote? ¿O es que de lo que se trata es de encomendarse a San Ciclo?

Los economistas ya hablan de un lapso de dos años para "superar" la crisis. ¿En que basan sus argumentos? ¿En que el desajuste actual entre la oferta y la demanda se irá corrigiendo con el tiempo? ¡Aleluya!

¿Como va a reactivarse el consumo si las condiciones económicas no hacen más que empeorar, cada día hay mas despidos y por tanto menos renta disponible y las finanzas públicas hacen agua por los cuatro costados?

Rezando a San Ciclo


A finales de los 90 y a principios del milenio era un lugar común entre algunos de los economistas más de moda que el carácter cíclico de la economía capitalista había sido definitivamente superado y se había entrado en una fase de crecimiento infinito.

En base a una confianza ciega en la capacidad de control del riesgo por parte de la sofisticada ingeniería financiera y/o en la supuesta maestría de las instituciones monetarias (A. Greenspan y compañía) para neutralizar las crisis, el sistema financiero se calzó los zancos - apalancamiento descomunal - y se lanzó a una alocada y ciega carrera hacia el riesgo, de especulación en especulación y tiro por que me toca.

Pues bien, quizás tenían razón pero en el sentido contrario y hemos entrado en una fase del capitalismo en que se ha superado el carácter cíclico de las variables económicas para entrar en una fase de Depresión Permanente.

Confrontadas a la crisis financiera las autoridades norteamericanas seguidas de las europeas, han puesto las imprentas monetarias a toda marcha inundando el mundo con dinero para ? ..... para encontrarse con la sorpresa de que por más inyecciones de liquidez que se suministren, los agentes receptores, es decir, los bancos, se niegan a prestar a un mundo de insolventes y atesoran para aprovechar las suculentas oportunidades que ofrece la debacle generalizada: adquisiciones a precios de ganga, deuda soberana en apuros, carry trade, especulación en divisas, ...

Es la temida trampa de la liquidez en su variante del siglo XXI, ya experimentada durante la 2ª Gran Depresión, que hace inoperante la política monetaria.

En condiciones de capitalismo, no importa que exista necesidad de casa, ropa, comida, ... para una gran mayoría de la población, los que controlan los medios de producción no producirán a menos que obtengan beneficios al hacerlo ( y no prestarán a menos que obtengan beneficios en ello).

En condiciones de quasi monopolio las grandes corporaciones responden de acuerdo con el código genético capitalista que sin el estímulo de los beneficios bloquea la glándula de la inversión y del crédito. Estamos asistiendo a un "lockout" global, un cierre patronal a una escala desconocida. Se trata de una crisis sistémica dado que el sistema otorga la función de invertir a quienes no quieren hacerlo.

Crisis de sobreproducción y UCI financiera


La economía real de principios del milenio estaba ya en la UCI financiera, con todos los sectores entubados con ampollas de suero crediticio. Con unos salarios reales que no daban para más, la producción real y el empleo respondían a una demanda engrasada a base de crédito y crédito, una demanda resultado de un consumo dopado hasta las cejas.

La acumulación de crédito alcanzó tal nivel que acabó cobrando vida propia piramidal. Una colosal bola de crédito que acabó por estallar dejando, de pronto a la economía desentubada y sin suero.

¿Porqué había tanto crédito? Sencillamente porque la renta está tan polarizada que sólo era posible consumir a base de crédito.

¿Como se va a reactivar la inversión y el empleo si el consumo no reacciona? ¿De nuevo a base de más crédito? El mensaje actual es que si los bancos vuelven a prestar la demanda y la inversión se reanimarán. ¿De vuelta a la UCI?

La varita mágica del crédito ya no funciona

Hasta hoy la varita mágica de la reactivación económica había sido el crédito. Ingentes cantidades de crédito en todas las formas y tamaños, a cual más apetecible, para estimular el consumo global de una mayoría con rentas en caída libre. Se trataba de una especie de keynesianismo financiero con los EEUU convertidos en "comprador de última instancia". Pero el abuso irracional de la magia, retrasando la crisis una y otra vez a base de echar leña al fuego (sucesivas burbujas, cada vez mayores) a acabado precipitando una crisis financiera descomunal y una recesión galopante de unas proporciones inauditas y ya no hay sortilegio ni malabarismo alguno que pueda con ella.

En condiciones de Recesión Global el keynesianismo ya no funciona


En las condiciones actuales de globalización desigual, los planes, de "interés nacional", de estímulo fiscal a la producción y a la demanda autóctona entran en contradicción con los "intereses de las multinacionales", para las cuales deslocalización es sinónimo de beneficios.

Una rara amalgama de neokeynesianos recién reciclados empieza a hablar de la necesidad de un "keynesianismo global" o "Social Democracia Global", con defensores como el economista Jeffrey Sachs (defensor y arquitecto de la terapia de choque neoliberal en la Rusia de Yieltsin), George Soros, Kofi Annan, el sociólogo David Held, Josph Stiglitzy, Bill Gates, ... que ante la magnitud de la crisis abogan por un orden social reformado con tal de recuperar el consenso en torno a un capitalismo global que se va a pique bajo la marea neoliberal.

Joseph Stiglitz está abogando por una nacionalización pura y simple de todo el sistema bancario norteamericano.

Sarkozy ya aparece como el nuevo Keynes francés y ha creado un fondo de inversiones estratégicas de 20 mil millones de euros para promover la innovación tecnológica y mantener en manos francesas los sectores industriales avanzados para conservar puestos de trabajo y la "Grandeur" gala. Por otra parte parece no haber comprendido muy bien el pensamiento de Keynes respecto a la deriva proteccionista.

Pero el New Deal no apareció espontaneamente de la buena fe o la imaginación de la Casa Blanca. Por el contrario, el contrato social para el New Deal fue un proceso complejo y una respuesta adaptativa al mayor movimiento obrero de la historia norteamericana, en un periodo en que el marxismo ejercía una extraordinaria influencia en el ámbito intelectual americano.

La perversa reestructuración de las últimas décadas ha desplazado la mayor parte de la capacidad industrial hacia China y el Sudeste Asiático convirtiendo a las economías desarrolladas en economías de servicios, de los cuales los "servicios financieros" ocupan un destacadísimo lugar (21% de la Renta Nacional en EEUU). En los años 30 las fábricas cerraron pero las máquinas estaban allí para ser puestas de nuevo en funcionamiento una vez que la redistribución y los estímulos públicos recuperaran las expectativas.

Una diferencia cualitativa fundamental respecto a otras depresiones es la Globalización, la habilidad del capital y la producción de desplazarse alrededor del globo sin restricciones, en busca de las mayores tasas de ganancia.

La Globalización implica que las medidas anticíclicas tradicionales dejan de funcionar o tienen resultados inesperados. Los estímulos a la economía del Reino Unido en 1986 no consiguieron aumentar el PIB británico sino que aumentaron la inflación y las importaciones. La impresionante expansión del gasto público japonés y unos tipos de interés del 0% en los 90 no sacó al gigante nipón del estancamiento sino que acabó hinchando los valores de Wall Street.



En condiciones de Globalización puede perfectamente ocurrir que los estímulos fiscales para reactivar la producción y el empleo "funcionen", pero en países distintos del nuestro. Por ejemplo, un aumento del gasto militar norteamericano (que en los 40 significó la superación definitiva de la Gran Depresión) representaría un aumento de las importaciones USA y generaría escasos puestos de trabajo dado que una parte muy significativa de la producción de armas está deslocalizada.

Estimular el consumo mediante rebajas de impuestos o "cheques de estímulo" puede que estimule la producción en ... "China". Nada impide que las ayudas a las multinacionales del motor para que fabriquen nuevos modelos ecológicos se inviertan en .... el sudeste asiático.

En un mundo globalizado, un euro adicional en el bolsillo no significa que se gastará en comprar a una empresa española, generando empleo, sino seguramente a una china. Mientras no se reequilibren las condiciones laborales "globales" y se impida el dumping social y ecológico que promueven las multinacionales y las agencias internacionales, las medidas "keynesianas" anticrisis carecen de su anterior eficacia y están abocadas al más absoluto fracaso.

Además, la flotación de los tipos de cambio que tras el derribo de Bretton Woods convirtió las paridades entre las monedas en combustible de sucesivas burbujas especulativas, ha minado las posibilidades de cooperación internacional anticrisis coadyuvando las carreras proteccionistas.

¿De vuelta al proteccionismo?


Chequia amenaza con salir de la UE a causa de las medidas proteccionistas con respecto a la producción de automóviles tomada por Sarkozy.

En realidad, el proteccionismo es una resistencia al dumping social y ecológico de la globalización. Es una especie de revuelta nacionalista contra la pinza de la globalización. Implica un cierto grado de redistribución de la renta. Los patronos locales salvan sus negocios y los obreros dejan de competir en salarios y condiciones laborales con los del resto del mundo (China, ...).

Es lo que más temen las grandes corporaciones multinacionales que están orquestando campañas contra el proteccionismo y disponen de una extensa literatura económica sobre el tema.



Argumentos y falacias para sangrar al Estado


La excusa esgrimida para los rescates bancarios ha sido la falacia de la contracción del crédito (credit crunch). Pero cada vez queda más claro que la caída del crédito se debe a la contracción descomunal del consumo y la generalización de los problemas de solvencia por la caída de las ventas. Los bancos no prestan a insolventes, en tiempos normales - sin burbuja sub prime - y mucho menos en tiempos de crisis, y lo que se está generalizando con la crisis es la insolvencia. El "credit crunch" es una falacia destinada a sangrar aún más a los contribuyentes.

Sólo el Estado puede entregar subsidios (o crédito) a los insolventes, por lo tanto sería mucho mejor dejar caer a la banca para nacionalizar, a precios de saldo, la parte más pringada, antes que entregarle dinero de los impuestos para apuntalarla esperando que cumpla una función que no es la suya y que de todas todas no va ha cumplir.

Así pues entregar dinero público a los bancos es un premio a su irresponsabilidad, un estímulo adicional a la concentración bancaria y una verdadera sandez en términos de política económica anti-crisis.

En realidad no se está siguiendo ningún tipo de política económica. No se trata de que las "políticas económicas" resulten inadecuadas o fallidas. Lo que está ocurriendo es un asalto a mano armada a los recursos estatales para compensar las pérdidas incurridas en los negocios especulativos de toda índole.

Sin redistribución no hay solución

Los desequilibrios presupuestarios generalizados, resultado de las medidas anticrisis, no van a conseguir reactivar la economía mientras no tengan una carácter fuertemente redistributivo, lo cual, de momento, no es el caso.

Se está cuestionando a la banca pero no se está poniendo sobre la mesa la cuestión principal. No se trata de "reactivar" el crédito. La gente necesita aumentar su nivel de renta, no su nivel de crédito. No se trata de más de lo mismo.

La economía está enferma y necesita un cambio drástico del tratamiento. Y el nuevo antibiótico se llama redistribución: Replanteamiento/cancelación de la deuda de los más desfavorecidos (En 1933, el New Deal estableció la Home-Owners Loan Corporation - HOLC - , para detener el creciente número de embargos. La HOLC compraba hipotecas impagadas a los bancos y ofrecía condiciones asumibles a los prestatarios) , una elevación de los impuestos a los ricos y una generalización de los subsidios de desempleo. Mejoras en las condiciones de trabajo, educación, seguridad social y pensiones. Todo esto exige un replanteamiento global del sistema y de eso es de lo que se trata. No bastará con cambiar los neumáticos. Hay que cambiar de bicicleta.

Si no es así, se irá consolidado un estado de estanflación deflacionaria (deflación encubierta por una gran expansión fiduciaria) permanente y creciente que seguirá socabando el poder adquisitivo de pensionistas y asalariados, bloqueando el crédito, deprimiendo el consumo y profundizando aún más el estancamiento y la depresión.

La crisis es sistémica y remontarla positivamente exigirá un cambio radical en las condiciones en que se desenvuelve la actividad económica, social y política.


20/11/08

Estanflación vs deflación


Tenemos pues una situación nueva con respecto a la Gran Depresión de los treinta. La depresión actual no se traduce de inmediato en caída general de los precios. Los precios del sector no monopolista (pimes, autónomos, profesionales, ... ) se desploman; lo mismo ocurre con los salarios y las pensiones. En cambio los precios de los sectores y servicios controlados por las multinacionales y las materias primas sujetas a la especulación de los mercados, resisten o suben descaradamente.



Depresión y deflación en el siglo XXI


La deflación se define como lo contrario a la inflación, una caída sostenida y generalizada de los precios. La deflación es un síntoma y una consecuencia de la depresión. La deflación agrava ( en principio) la depresión dado que la toma de decisión del consumo se pospone en el tiempo en espera de precios más bajos y el crédito se encarece (la cantidad a devolver en términos reales aumenta) desanimando aún más la actividad.

La espiral depresiva debería conllevar deflación. Una caída generalizada de los precios ante la falta de demanda. Pero, a diferencia de la 2ª Gran Depresión, la de los años 30, en la depresión actual algunos precios se resisten extrañamente a la baja.

Pero mantener o aumentar los precios de determinados productos en medio de una espiral depresiva es echar más leña al asador puesto que el consumo se deprime mucho más deprisa y en una proporción mucho mayor que condiciones de deflación generalizada. Si los precios no caen, el subconsumo se acelera y la depresión se profundiza.

Estanflación?


El término estanflación (estancamiento + inflación) fue acuñado en 1965 por el ministro de Finanzas británico Ian McLeod, describiendo una situación que confunde las políticas económicas: La política monetaria utilizada para combatir la desaceleración -baja de los tipos de interés- empeora la inflación, mientras las políticas restrictivas de lucha contra el repunte de precios -como el alza de los tipos de interés- tienden a mermar el crecimiento y pueden agravar una recesión.

En realidad existía un grave problema de sobrecapacidad que desalentaba la inversión a pesar de los bajos tipos de interés. La estanflación obedecía a una alta capacidad de endeudamiento, tanto privada como pública. La política monetaria expansiva facilitaba la expansión del crédito y del endeudamiento de familias y empresas pero esto no se traducía en más inversión. La expansión del crédito se traducía sólo en aumento de los precios.

Sin embargo, en la actual espiral depresiva, a pesar de una expansión astronómica de la base monetaria y de unos tipos de interés reales negativos, la inversión no se recupera y en cambio suben los precios de muchos productos básicos. ¿Estamos de nuevo en situación de estanflación?

¿Porqué suben los precios de algunos productos en depresión?


En régimen de patrón oro (convertibilidad de dinero papel a metal), como en los años 20, una fuerte caída del consumo implicaba de inmediato una deflación generalizada.

Durante los primeros estadios de la actual Depresión Permanente, a pesar de la descomunal contracción general del consumo, ciertos precios de productos básicos aguantan e incluso suben. Se acumulan grandes stocks invendidos y las empresas cierran plantas y despiden personal pero ciertos precios se resisten a la deflación . Es decir, la deflación, compañera impenitente de la recesión, no acaba de generalizarse. ¿Cual es la causa?

1.- Las situaciones de monopolio frenan la bajada de precios.

Según los manuales tradicionales de economía, la disminución del consumo disminuirá la demanda haciendo bajar el precio. Pero los manuales no explican que en condiciones de monopolio las grandes corporaciones pueden mantener, e incluso elevar sus precios en sectores inelásticos, puesto que no existen competidores capaces de superar las enormes barreras de entrada que impiden cualquier competencia.




5. Los mercados presionan a los endeudados estados para que cedan sus monopolios públicos a las multinacionales que de inmediato elevan los precios de los inelásticos servicios básicos (suministro de agua, transporte, electricidad, calefacción, sanidad, farmacia, ... ) que caen en sus manos.

Estanflación para los ricos y deflación para los pobres


Tenemos pues una situación nueva con respecto a la Gran Depresión de los treinta. La depresión no se traduce de inmediato en caída general de los precios. Los precios del sector no monopolista (pimes, autónomos, profesionales, ... ) se desploman. Lo mismo ocurre con los salarios y las pensiones. En cambio los precios de los sectores y servicios controlados por las multinacionales y las materias primas sujetas a la especulación de los mercados, resisten o suben descaradamente.

A medida que avanza la depresión se va consolidando una extraña situación de deflación - estanflación, con precios que aguantan, remontan e incluso registran subidas espectaculares y que solo benefician a los ricos, y precios y salarios que caen perjudicando al resto de la población.


La solución a la crisis


Tenemos una huelga general de consumidores ante las narices. Tenemos ante las narices una crisis de sobreproducción galopante. Ya casi nadie compra lo que se produce y en cambio la gran mayoría de la humanidad carece de casi todo.

Tenemos grandes stocks de 4x4s que se compran para ir a buscar los niños al cole, yates de todos los tamaños y esloras para hacer el pijo en los clubes de vela, chalets en urbanizaciones residenciales para 15 días de vacaciones, ... un largo etc de productos "de diseño" superfluos para ricos o para emular a los ricos. Con la creciente polarización social de los últimos decenios, toda la estructura productiva se ha adaptado a un consumo desigual, desequilibrado, con productos de alta gama, pisos y mansiones "alto standing" para ricos y comida basura y pisos patera para los demás.

El segmento "rico" cada vez más rico pero cada vez menos numeroso mantiene el poder de aumentar y manipular los precios a pesar de la caída en picado de la demanda. En cambio el segmento "pobre" cada vez más pobre pero cada vez más numeroso, es el que sufre en sus carnes la deflación.

La polarización social ha llegado al extremo de la generalización de espacios secesionados alternativos - off worlds - para ricos, ciudades futuristas, ciudades flotantes, selectas urbanizaciones sobre islas artificiales, ...

En los años 20 ocurría algo parecido y se hubo de reconvertir todo el tejido industrial para adaptarlo a producir otras cosas (cañones, munición, buques de guerra, tanques y aviones). Se crearon "nuevos" puestos de trabajo con buenos sueldos y en una fase subsiguiente a la de la guerra la industria se adaptó a producir, en buena medida, para los trabajadores.


Estamos en una situación semejante y quizás mucho peor. La capacidad productiva está íntegramente organizada para un tipo de producción para ricos que ha declarado la guerra al planeta. Como en el caso de la Gran Depresión 2.0., la necesidad de reconvertir todo el tejido productivo es incuestionable.

La única solución a la crisis es la redistribución real de la renta y la riqueza. Se trata simplemente de que los trabajadores ganen lo suficiente para poder adquirir lo que producen. Las inyecciones monetarias, si no van acompañadas de redistribución, pierden casi inmediatamente su efecto estimulante en las condiciones actuales de deflación encubierta y se convierten en combustible de la especulación.

Sólo la redistribución equitativa de la renta y la riqueza podrá generar una demanda para un tejido productivo que se habrá de readaptar de pies a cabeza para cubrir las necesidades, "racionales" y sostenibles, insatisfechas de la gran mayoría de la población.

5/11/08

La trampa de la liquidez




Naomi Klein: "Se ha nacionalizado parcialmente a los bancos privados o, por el contrario, es el Tesoro de los EEUU el que ha sido parcialmente privatizado por Wall Street?

Nouriel Roubini
: Los bancos centrales han pasado de ser "prestamistas de última instancia" a convertirse en "prestamistas de primera y única instancia"

Definición


La trampa de la liquidez se ha definida como la incapacidad por parte de la autoridad monetaria de estimular la economía bajando los tipos de interés para aumentar el crédito.

El banco central baja el tipo de interés de los créditos y préstamos a corto plazo que concede a los bancos con garantía del papel comercial y otras partidas en los activos de esos bancos. Ello debería favorecer un aumento del préstamo bancario a sus clientes a tipos más bajos aumentando la cantidad de dinero en circulación.

Si el mecanismo se atasca, estamos en situación de trampa de la liquidez. Los bancos centrales crean más y más base monetaria pero el sistema financiero es incapaz de convertirla en oferta monetaria. El multiplicador bancario no funciona.

Esta situación es propia de las espirales recesivas y se dio en los años 30. La falta de expectativas a causa del subconsumo desalientan la inversión y las rebajas en el precio del dinero caen en saco roto ante la inapetencia del público.

Crisis de liquidez y crisis de solvencia


Se aborda la crisis financiera según la metáfora del fontanero. Se trataría de un bloqueo que, una vez liberado, dejará que fluya de nuevo el crédito como antes.

Pero el crédito no es un fluido. El crédito es un contrato. Precisa de una parte prestamista y de otra prestataria. El prestatario tiene que ofrecer la garantía o aval de alguna propiedad que no se desvalorice y disponer de un flujo estable y seguro de renta.

En condiciones de depresión ni prestamistas ni prestatarios están por la labor. Los contratos de crédito se están convirtiendo en una especie en peligro. La gente ha dejado de comprar electrodomésticos o automóviles a plazo, no porque no obtenga buenas condiciones de financiación sino sencillamente por que prefieren ahorrar ante la inseguridad de la depresión. Es así como opera la trampa de la liquidez. Es el tenebroso fantasma de la insolvencia generalizada el que oscurece el ambiente propicio para el crédito.

Así pues, detrás de la crisis de la liquidez se yergue una espeluznante crisis de solvencia generalizada, un agujero negro en el que los activos desvalorizados (balances bancarios, deuda doméstica, quiebras corporativas, deuda institucional ... ) acaban cayendo uno tras otro, arrastrándose entre sí. La cifra engullida podría acabar rondando los 30 billones de dólares. Se ha entrado en un acelerado proceso de insolvencia global.

La trampa de la liquidez y la privatización de los servicios públicos


Un incentivo añadido al atesoramiento en depresión es el desequilibrio financiero de los entes públicos, endeudamiento que, más pronto o más tarde, les obligará a ofrecer, a precios de ganga, una variada y suculenta gama de bienes públicos a quien disponga de dinero fresco y líquido para comprar al contado.

Transferir fondos públicos a la banca para que vuelva, "voluntariamente" y de buena fe, a prestar a las familias y empresarios en apuros, es como repartir tickets para las subastas masivas de bienes públicos que se va a producir en una segunda fase de la depresión. El riesgo de insolvencia se hace mayor cada día que pasa y es absurdo pensar que vuelvan a prestar en los términos en que lo hacían durante la burbuja inmobiliaria por más dinero que reciben de las arcas públicas.

Las corporaciones locales y comunidades autónomas se están quedando sin ingresos y recurriendo masivamente al endeudamiento, mientras que los bancos rescatados con fondos públicos, se dedican a adquirir deuda pública para acudir bien pertrechados a las cada vez más próximas subastas. Muchas emisiones institucionales han sido ya literalmente expulsados de los mercados de títulos de deuda. Además, los recortes de ingresos y la misma trampa de la liquidez, impiden a los entes públicos asumir incluso el mínimo mantenimiento de las infraestructuras básicas de los servicios públicos.

Los gobiernos, por su parte, que tan alegremente están dilapidando sus reservas y su crédito para "ayudar" a la banca, mientras la crisis y la caída del consumo resecan sus fuentes de ingresos, pronto habrán de poner en venta cualquier cosa de valor a su disposición a precios de ganga. Servicios de abastecimiento de agua, tratamiento de aguas residuales, transporte público, autopistas, aeropuertos, suelo industrial o residencial, centros escolares, centros universitarios, mercados públicos, parques naturales,  ... Las privatizaciones de Boris Yeltsin van a parecer cosa de niños.

La mayoría de los servicios públicos constituyen situaciones de monopolio de facto sobre bienes inelásticos de primera necesidad (por eso son públicos) y si caen en manos privadas, pueden imponer precios abusivos para obtener suculentos beneficios. El modelo a seguir ha sido la privatización de los servicios de distribución de agua potable en el Reino Unido. Las empresas distribuidoras han impuesto unas subidas en las tarifas de entre el 17,5% al 62,2% en un año y las proyecciones apuntan a una tarifa de unas 1000 libras por hogar y año dentro de 5 años.

Las posibilidades para invertir en el negocio del agua se han multiplicado: fondos hedge hídricos, fondos de índices en agua, índices EFT, etc. mientras que las grandes corporaciones bancarias de Wall Street se han lanzado a la carrera por la apropiación de los derechos sobre el agua y las redes públicas de distribución y saneamiento.

Goldman Sachs, Citigroup, Carlyle Group, AIG Highstar Capital, Credit Suisse, UBS AG, JPMorgan Chase, Deutsche Bank y otros bancos de inversiones y corporaciones de private-equity, en colaboración con otras instituciones ( fondos de pensiones públicos australianos, canadienses y europeos, fondos soberanos asiáticos o del Medio Oriente) están amasando "cofres de guerra" por valor de miles de millones de $, en anticipación de la crecida marea de privatización de infraestructuras que se vislumbra en el horizonte inmediato.

Rescates públicos y Cofres de guerra privados


Lo de "trampa" se podría entender en varios sentidos: el más tradicional según el cual las autoridades monetarias caen en la trampa de facilitar liquidez a quien no piensa usarla adecuadamente, o bien en el sentido del compás de espera de los predadores para abalanzarse sobre las escuálidas presas que en número creciente caen en la trampa de la espiral depresiva.

En depresión se multiplican los incentivos al atesoramiento. El consumidor o el inversor, cuando ven que los precios bajan, (deflación) tiene un incentivo adicional en no consumir o no invertir y atesorar, en la medida de lo posible, esperando a que los precios bajen aún más para apropiarse de las innumerables gangas que aparecen en el horizonte. Las quiebras y las insolvencias fuerzan la subasta, a precios de saldo, de una inmensa cantidad de activos de todo tipo. El fenómeno no se reduce al de un público variopinto, de nacionalidades diversas, que acude de subasta en subasta, con la bolsa llena de dólares, comprando casas y pisos a docenas en las urbanizaciones desahuciadas de los EEUU.

A medida que avanza la crisis, el dinero líquido se convierte en un bien escaso, en un verdadero "capital de guerra" (muchas enormes fortunas son fruto de tales circunstancias y un ejemplo aleccionador es el de Juan March). Por tanto, el dinero no se presta fácilmente y tiende a acumularse, por más que las autoridades monetarias bajen los tipos de interés de referencia. Los depredadores atesoran la munición necesaria para acudir a las subastas de activos a precios de ganga que se suceden a ritmo frenético (REPSOL en venta, quien lo iba a decir).

Asistimos atónitos a la colaboración masiva y sin contrapartida de los gobiernos en la constitución de estos verdaderos "cofres de guerra", a base de inmensos "rescates" financieros que, en una primera fase, se están utilizando para un proceso relámpago de concentración capitalista del sistema financiero . En EEUU ya está ocurriendo; buena parte de los 700.000 millones de $ entregados a la banca se están empleando, con el beneplácito del Tesoro, en comprar otros bancos (Los obreros despedidos de Chicago se han dado cuenta del tinglado; Bank of America ha recibido 25.000 millones de $ y se niega a conceder un préstamo a Republic Windows and Doors para pagar los sueldos de sus empleados los cuales han ocupado la factoría con el eslogan: "Bank of America: a vosotros os rescatan y a nosotros nos tiran") . En la misma tónica en una siguiete fase se van a invertir en comprar otro tipo de saldos más sustanciosos.

Trampa de la liquidez actual y helicópteros


Una descomunal expansión monetaria tuvo lugar durante la fase de creciente de la pirámide crediticia. Se trataba de un enorme castillo de naipes tipo "Ponzi" en el que las cartas y el dinero circulaban a enorme velocidad y que al derrumbarse deja a los "propietarios" con la parte de la baraja que tenían en la mano (títulos financieros o inmobiliarios que no puede vender ni traspasar).

De pronto ya no hay liquidez, no hay dinero. Nadie compra y como no hay mercado nadie sabe ya el valor de las cartas. El dinero no circula. Estamos metidos en la trampa de la liquidez.

Ante la sequía general los bancos centrales están lanzando sacos de dinero fresco para devolver la liquidez a los mercados. Pero los sacos no caen uniformemente. Llevan etiquetado el destinatario.

La expansión de la base monetaria no va destinada a "estimular la economía". No se trata de una expansión monetaria que forme parte de una "política macroeconómica". En las condiciones actuales, la "macro-economía" ha pasado a segundo término. Los gobiernos e instituciones multilaterales se han puesto al servicio exclusivo de las grandes corporaciones y de sus ricos propietarios, al margen de cualquier otra prioridad.

En realidad no se está siguiendo ningún tipo de política económica. No se trata de que las "políticas económicas" resulten inadecuadas o fallidas. Lo que está ocurriendo es un asalto a mano armada a los recursos estatales para compensar las pérdidas de los más ricos. Se trata de disimular los taladros y la dinamita bajo el disfraz cada vez menos creíble de la política económica anticrisis.


La expansión monetaria forma parte de una macro-operación de trasvase de pérdidas a los contribuyentes. El atraco del siglo se vende como si se tratara de "macroeconomía", "política macroeconómica" bien intencionada que no acaba de funcionar por culpa de la maldita "trampa de la liquidez". Primero salvamos los bancos. Luego los bancos vuelven a trabajar y aquí no a pasado nada (salvo el pequeño detalle de un enorme trasvase de riqueza presente y futura a favor de los potentados)

El sistema financiero ha perdido su papel de intermediario


Los suministros de liquidez al sistema financiero desaparecen como en un sumidero, sin dejar rastro en la economía real. La expansión monetaria es absorbida en su totalidad por la desvalorización imparable de los activos financieros.


En la situación de desfalco generalizado en que se encuentra el actual sistema financiero no es de extrañar que haya abandonado su papel de intermediario. La esperanza en la recuperación del sistema se basa en volver a poner a los bancos en pie a base de fondos públicos. Pero la crisis demuestra que a partir de cierto umbral de desigualdad social, el consumo vía "burbujanomics" ha dejado de funcionar. El sistema capitalista funcionaba dopado a base de ingentes inyecciones de crédito hasta acabar colapsado y en la UCI a causa de una sobre dosis sub-prime. La economía ya no reacciona, por más sobredosis de antibiótico crediticio.

En tales circunstancias, las economías domésticas, cuyo consumo hasta el crac venía inducido por el crédito, han optado en masa por el subconsumo. Se trata de una huida en espiral. El dinero circula poco, tímidamente y con la máxima precaución. La economía se colapsa rápidamente. Es la depresión.

En la espiral recesiva, las grandes corporaciones están traspasando las pérdidas al sector más pobre. La polarización social se está agudizando exponencialmente con lo que las condiciones para un rebote (corrección en la distribución de la renta y la riqueza) son nulas.




La aritmética del apalancamiento


Se trata de una simple cuestión de aritmética. Durante la burbuja, la expansión monetaria permitía a los bancos prestar 25 o 30 veces el valor de su capital (apalancamiento 1/30 que explica los altos beneficios declarados). Una pequeña desvalorización de sus activos (hipotecas, ... ) del 4% colocaría al banco en situación de insolvencia. 20.000 millones de $ inyectados a un banco con 2 billones en activos serían barridos de un plumazo sólo con una desvalorización de estos activos del 1%.

De ahí el cierre de los mercados. Los oscuros títulos no circulan. Los títulos hipotecarios se han convertido en criaturas que temen a la luz. Nadie quiere reconocer que lo que posee no vale un pimiento. Nadie está dispuesto al desapalancamiento.


La doble "trampa de la liquidez" española


En España cae todo "menos la banca". Lo peculiar de la crisis en España es que el consumo y la producción están cayendo a un ritmo superior al de las economías que si han registrado crisis bancaria. Existe un desacoplamiento entre el sector bancario y el resto de la economía. Las empresas cierran, los trabajadores se quedan sin empleo, los autónomos y profesionales se quedan sin trabajo, el consumo cae y cae, pero... los hipotecados siguen pagando religiosamente las cuotas de la hipoteca. Si no alcanza, ahí están las ayudas públicas disponibles "sólo" para ayudar a pagar a los bancos.

El autobombo bancario español es patético. Se jactan de no haber adquirido títulos tóxicos como sus homólogos franceses o alemanes. ¿Para qué adquirir títulos hipotecarios extranjeros cuando nuestra "saneada" y "bien regulada" banca había transmutado toda la estructura económica española en factoría de hipotecas basura a todo trapo? ¿Para qué comprar CDOs anglosajones si aquí producimos sub-prime ibérico pata negra?

Desde 1998, el número acumulado de viviendas construidas en España equivale a las construidas en Francia, G.B., Alemania e Italia juntas. El sector representa un 18% del PIB (30% si tenemos en cuenta los sectores relacionados) y absorbía hasta hace unos meses más del 60% del crédito bancario (que tuvo que endeudarse fuertemente en el extranjero).

En 2006 se empezaron 865.000 viviendas en España (En EEUU, durante el mismo período y también con fiebre inmobiliaria, "solo" se empezaron 1.400.000). El estoc de viviendas en venta en 2008 rondaría el millón trescientas mil unidades.

Tenemos un sistema bancario que aguanta la crisis, no presta, ha bloqueado el mercado inmobiliario (no se vende, no se compra y no bajan los precios) y a su alrededor el resto de la economía hundiéndose a un ritmo espeluznante.



La causa es que la trampa de la liquidez, en el caso español, está actuando a un doble nivel. Mientras unas entidades atesoran para resistir los vencimientos del apalancamiento exterior (deuda externa que acumularon durante el boom inmobiliario) y se preparan para la inminente carrera de suspensiones de pagos, las entidades más agresivas (Banco de Santander, BBVA) están atesorando fondos para cuando se impongan las condiciones óptimas para la depredación. En una primera fase lo van ha utilizar en un proceso relámpago de concentración capitalista del sistema financiero español, del cual podrían quedar operativas cuatro o cinco entidades, como mucho, para pasar inmediatamente a adquirir activos a precios de saldo del resto de la economía, nacional o extranjera.

La caída descomunal del consumo así lo atestigua. Los bancos no prestan, por más dinero que les llueva de las arcas públicas. Nunca, hasta ahora, se había producido una caída porcentual tan drástica en el consumo en condiciones de paz y caídas del consumo de dos dígitos implican recesión inmediata.

En EEUU los inmuebles "devueltos" a los bancos en crisis, se están poniendo apresuradamente a la venta en innumerables subastas, con lo que el mercado inmobiliario empieza a revitalizarse a precios muy inferiores.

Cuanto más se retrase la crisis financiera, cuanto más se tarde en trasladar la carga de la crisis al sistema financiero español, principal responsable de la especulación de los últimos años, más intratable se mostrará la trampa de la liquidez y más profunda será la caída del consumo en un país que se resiste a dejar de estar totalmente hipotecado.

En España la trampa de la liquidez se ha metamorfoseado en una pantagruélica "trampa hipotecaria" que está consumiendo toda la intervención "anti-crisis" del gobierno en beneficio exclusivo de un sector financiero improductivo, que no apuesta un duro por las a familias, negocios y empresas en crisis, aterrorizado por la mala calidad de unos activos hipotecarios que van a convertir a cajas y bancos en gestores de saldos inmobiliarios en un futuro cada vez más cercano.

Link: Jo-Shing Yang: Why Big Banks May End up Buying Your City's Public Water System

31/10/08

Bretton Woods 1 vs Bretton Woods 2



John Maynard Keynes (1933) "El decadente capitalismo individualista internacional, en manos del cual nos encontramos tras la 1ª.G.M., no es un éxito. No es inteligente, no es bonito, no es justo y no es virtuoso. No proporciona el tipo de bienes que necesitamos."

Itsván Mészáros: "La periódica renovada fantasía de regular el capitalismo en una forma estructuralmente significativa es como tratar de atar el viento con un nudo."

¿Refundar el capitalismo?


Se trata de una cuestión política. No de una cuestión técnica de funcionamiento. Plantear Bretton Woods 2 como un taller de reparaciones del sistema es una falacia. La solución no está en como se arregla el tinglado para que los capitalistas continúen haciendo lo mismo, sino en como forzar regulaciones sociales para que no puedan continuar haciendo lo mismo.

Pero, por lo visto hasta ahora, no se trata de una exigencia de los ciudadanos y contribuyentes, a través de sus representantes, a las instituciones nacionales o supranacionales. Se trata, más bien, de un careo entre asustados gerentes anonadados por la magnitud de sus propios desmanes.


Bretton Woods I


El sistema de Bretton Woods hace referencia al régimen monetario internacional que imperó desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta comienzos del decenio de 1970.

El sistema de Bretton Woods es el primer ejemplo de unas negociaciones internacionales destinadas a regular relaciones monetarias entre estados soberanos.

Se trataba de crear un sistema económico internacional regulado para prevenir otro colapso económico y político como el de los años 30 y evitar otro conflicto militar. También fue concebido para proporcionar un entramado institucional para la integración al sistema de las nuevas colonias liberadas.

En principio, el régimen fue diseñado para combinar obligaciones jurídicas vinculantes a partir de un proceso multilateral de toma de decisiones, conducido a través de una organización internacional, el FMI, dotada con limitada autoridad supranacional.

En la práctica, el régimen inicial, así como su desarrollo posterior y su definitiva desaparición, fueron directamente dependientes de las preferencias y las políticas de su miembro más poderoso, los Estados Unidos.

Nunca antes la cooperación monetaria internacional se había tratado sobre una base institucional permanente.

Bretton Woods y el peligro rojo


Pero el sistema de Bretton Woods no se organizó para "solucionar" una crisis financiera, ni para "frenar" una gran depresión, o para "salir" de ella. El New Deal, pero sobre todo la gran destrucción de la guerra y el inminente peligro de revolución socialista en la posguerra, habían corregido, en cierta medida, las dos causas principales de la Gran Depresión: la gran desigualdad en la distribución de la renta y la crisis de sobreproducción.

La Administración Roosevelt, a partir de 1932-33, promovió varios programas para mejorar la situación de los desempleados, sacó adelante una legislación para la recuperación del sector agrícola, implementó la National Industrial Recovery Act que estableció incentivos y subsidios al sector industrial, la National Labor Relations Act que establecía unas relaciones laborales más justas, la Social Security Act que proveía seguro de desempleo y aseguraba las pensiones de los mayores, ... Todo eso gracias a que no se habían malbaratado los recursos públicos en salvatajes del sector financiero, "nacionalizaciones" de pérdidas ni compras de obligaciones basura.

En cuanto al factor primordial, la distribución de la renta, entre 1929 y 1948, la parte del total de la renta personal correspondiente al 5 por ciento de la población con ingresos más altos, disminuyó de casi un tercio a menos de un quinto del total.

A los ricos les tocó pagar impuestos. El mismo Hoover aumentó en 1932 el tramo más alto desde el 25% al 63%. Roosevelt lo subiría hasta el 79%. Durante la 2a G.M. la tasa varió entre el 81 y el 92% y entre 1940 y 1964, el tramo más alto implicaba una tasa impositiva del 90%.

Entre 1929 y 1950 la parte de la renta familiar total recibida en concepto de pagas, salarios, pensiones y subsidios de paro – básicamente la renta del ciudadano medio - aumentó del 61% al 71%. Aunque los dividendos, intereses y rentas aumentaron también globalmente, el porcentaje disminuyó del 22% al 12% del total de las rentas personales familiares.

Otros tiempos y otras mentalidades predominaban tras la hecatombe de la 2ª G.M. La reforma monetaria alemana de 1948 puede considerarse como una de las grandes proezas de la ingeniería social de todos los tiempos. La reforma se hizo en dos etapas:

1ª Conversión de la moneda y de las deudas en una relación de 10 reichmarks por 1 DM. La conversión se hizo de tal forma que cada individuo podía cambiar "sólo" 600 RM por 60 DM (cada empresa podía cambiar "solo" 600 RM por cada empleado). Los restantes RM en circulación o en cuentas bancarias fueron bloqueados durante un tiempo, después del cual se podrían cambiar a la nueva moneda (DM) a un cambio inferior (1DM = 15,4 RM) lo cual, pues, implicaba un impuesto a los ricos.

2ª Creación del Lastenausgliche (compensación de cargas), un fondo social con cargo a una imposición sobre el capital (activos físicos y acciones) que se instrumentó forzando una hipoteca sobre estos bienes del 50% de su valor. El fondo se destinó a ayudar a los más desfavorecidos: huérfanos, lisiados, arruinados, ...

Roosevelt hizo construir o renovar 2.500 hospitales, 45.000 escuelas, 13.000 parques, 7.800 puentes, 1,5 millones de Km de autovías, miles de aeropuertos. Contrató 50.000 maestros y reconstruyó enteramente el sistema de escolarización rural. Contrató 3.000 escritores, músicos, escultores y pintores. Empleó cerca del 60% de los parados en trabajos públicos y proyectos de conservación que plantaron mil millones de árboles, construyeron la Catedral del Conocimiento en Pitsburgo, el Capitolio de Montana, la urbanización de la orilla del lago de Chicago, el complejo del túnel de Lincoln en Nueva York, el complejo energético del valle del Tennessee (TVA)...

El New Deal disminuyó el desempleo desde el 25% en 1933 al 10% en 1936 y representó una recuperación física, moral y política de la sociedad norteamericana y de su confianza, sentando las bases para la recuperación tras el estallido de la 2a G.M.

Bretton Woods y el Estado del Bienestar


El primer Bretton Woods ratificó la posición preeminente alcanzada por EEUU y su voluntad de dirigir la escena económica internacional. El "estilo" yanqui, ha diferencia del británico del siglo anterior, se basaría en el establecimiento de instituciones internacionales destinadas a mantener la ficción de que lo que es bueno para las multinacionales USA, es bueno para el mundo.

Pero Bretton Woods I también significaba que el sistema se disfrazaba (Estado del bienestar) frente al peligro de revolución social y política, y se lanzaban proclamas para una reconstrucción de la economía mundial sobre bases y regulaciones más estables y justas.

Los gobiernos de Francia e Italia se tambaleaban ante la presión de los sindicatos y los partidos comunistas. Inglaterra de retiraba de sus posiciones en la India y Palestina y abandonaba el control sobre Grecia y Turquía, amenazadas por un vuelco revolucionario social.

Se canalizaron rápidamente fondos para evitar la revolución comunista en Grecia y Turquía y se instrumentó el Plan Marshall y su equivalente asiático para salvaguardar a Europa Occidental, Japón, Corea y Taiwan de las veleidades socialistas. Hoy diríamos "un New Deal Global".

El régimen de tipos de cambio fijos de Bretton Woods prevenía, en cierta manera, la especulación a gran escala en tipos de cambio. Al mismo tiempo aseguraba unas relaciones monetarias y comerciales estables. En definitiva, una "Pax Yanki", un sistema regulado de explotación capitalista global en el que los agentes podían proseguir en la senda de la acumulación y concentración del capital evitando despedazarse entre si. Bajo estas condiciones, las economías capitalistas experimentarían unos índices de crecimiento sin parangón durante los años de funcionamiento del sistema.

El fin de Bretton Woods I


En 1960, por primera vez, las divisas en dólares en manos de extranjeros superaron las reservas de oro de EEUU.

A partir de 1965, EEUU se había lanzado a la guerra por el control del Sur Este Asiático (Vietnam) y los déficits de Balanza de Pagos se dispararon, mientras que los demás gobiernos se veían obligados a compras masivas de dólares para impedir que se revaluaran sus paridades. Finalmente muchos países europeos empezaron a exigir la conversión de sus enormes reservas de dólares en oro.

Ante la disyuntiva de un autoajuste económico o quedarse sin reservas de oro, EEUU cambió unilateralmente las reglas del juego. El 15 de agosto de 1971 suspendió la convertibilidad del dólar por oro e impuso barreras aduaneras a los productos europeos y japoneses para obligarles a revaluar sus monedas.

A finales del mismo año se había producido una amplia reestructuración de las paridades principales respecto al dólar. Sin embargo, la veda especulativa se había abierto y se sucedían los ataques coordinados contra una u otra moneda. En 1972 el R.U. e Irlanda dejaron flotar sus monedas ante la presión especulativa. Como consecuencia, en febrero de 1973, según el llamado Acuerdo Smithsoniano, se pasó a la flotación generalizada.

El patrón dólar-papel


El SMI de Bretton Woods había pasado a la historia.


A pesar de todo, el sistema monetario internacional no se colapsó como fue el caso en similares circunstancias durante los años 30. El mundo aceptó de facto el "exorbitante privilegio" (según denunciara Charles Degaulle) de los EEUU como emisor de liquidez internacional y empezó a desarrollarse el monstruoso Armagedón financiero sobre las frágiles bases de esta confianza.

Se habría una nueva etapa. El sistema monetario basado en el dólar-papel y la flotación generalizada de los tipos de cambio. La etapa de la desregulación, en la que la autoridad suprema pasaba a ser un hipotético "libre mercado", y el marco jurídico la ley de la selva de la Globalización, una cada vez más impenetrable jungla legislativa que convertirían el fraude en sus variadas y múltiples formas en la normalidad imperante en el sistema. Sucesivas reformas legales convertirían a los estados en legitimadores "democráticos" del fraude institucionalizado.

Sin ninguna obligación de convertibilidad, el dólar se aceptaría a partir de ahora por "la confianza" en el emisor. Y el emisor no dudó en emitir más y más dólares, no solamente como resultado del funcionamiento desequilibrado de su economía, sino por la creciente demanda de liquidez que exigía la deriva financiera de la globalización que se inició en los 70.

El patrón dólar papel se convirtió en el sistema monetaria ideal para la expansión y la concentración exponencial del capital. Aparecieron los mercados de eurodólares, es decir, dólares en cuentas "offshore", para la actividad especulativa fuera de toda supervisión y control. Y, con ellos y junto a ellos, los paraísos fiscales que se convertirían rápidamente en los verdaderos centros neurálgicos del nuevo sistema. Las multinacionales por fin disponían de munición suficiente e inagotable para lanzarse a la predación desenfrenada.

Los procesos de adquisiciones y fusiones, para conseguir las codiciadas posiciones de monopolio, implican enormes niveles de apalancamiento financiero, y el sistema financiero, contando con una base monetaria expandible a voluntad, empezó a descontar enormes beneficios, a la par que la misma finanza experimentaba un proceso de concentración capitalista sin parangón.

Los banqueros de Wall Street se convirtieron ellos mismos en generadores de liquidez monetaria mundial, multiplicando de forma exponencial (instrumentos de crédito denominados en dólares) las ingentes cantidades de billetes emitidos por el Tesoro norteamericano, mientras las autoridades monetarias y reguladoras, la SEC, la Commodity Future Trading Commission ... se travestían de entidades reguladoras a cheerleaders de la desregulación.

Una enorme masa de dinero caliente, ("hot money": fondos en dólares, acumulados por los ricos en sus paraísos fiscales y que se invierten a corto plazo) se convirtió en árbitro supremo de los intereses de grupo de las multinacionales. Este dinero caliente, a menudo dirigido por el mismo FMI, acudía en enjambre hacia una zona u otra del planeta para "premiar" las políticas neoliberales de algún "país emergente" (Argentina, Bolivia, Chile ...) , o levantaban el vuelo para castigar a los que se desviaban del modelo impuesto por la globalización, o lo hacían, simplemente, como consecuencia de la propia dinámica asustadiza de la deriva especulativa.

Los enormes depósitos de petrodólares en el complejo financiero anglosajón fue utilizado para "reciclarlos " - prestarlos a los países pobres con problemas de abastecimiento de petróleo - . Pero ya no se trataba de una operación para promover el "desarrollo" sino para someter a la esclavitud por deudas al tercer mundo.

El patrón dólar-papel y las multinacionales


El patrón dólar papel ha venido funcionando sin problemas porqué se ha producido un rápido proceso de "desnacionalización" de las multinacionales. Los monopolios ya no precisan de un "anclaje" nacional como en los años 30 o 40. Pueden ejercer su actividad de lobbying sobre cualquier parlamento o agencia gubernamental del mundo y evitan los impuestos, vengan de donde vengan. Al no depender de un estado nación, se pierde interés en fortalecerlo y en la práctica, ni siquiera se vacila en debilitarlo, desindustrializarlo, arruinar sus infraestructuras, sus servicios públicos, etc. Todo pasa a ser pasto de la codicia sin límites de las multinacionales.

Los organismos creados en Bretton Woods le sobrevivieron metamorfoseados en un tándem expeditivo al servicio exclusivo de las multinacionales, convirtiéndose en la policía de la globalización neoliberal (con el típico desdoblamiento: el BM en el papel de policía bueno y el FMI en el de malo, según se describe en otro artículo del blog).

Una nueva criatura, tanto más peligrosa, la Organización Mundial de Comercio (OMC), alcanzaría la edad madura en los 90, tras un largo estadio en fase de crisálida (GATT). Un nuevo organismo predador, dotado de cláusulas capaces de triturar cualquier oposición a los intereses monopolísticos de las petroleras, las farmacéuticas, el agro-bussiness transgénico, y demás ralea multinacional, en defensa (con tribunales ad-oc incluidos) del "libre comercio" neoliberal, basado en lo más descarado del dumping social y medioambiental.

Los orgullosos norteamericanos empiezan a darse cuenta de que sus idolatradas multinacionales y las criaturas, made in USA, que promueven su dominio absoluto del plantea, les están tratando con la misma deferencia con que tratan a congoleños o ruandeses.

¿Bretton Woods II?


Hace diez años, en el curso de la crisis financiera que afectó los mercados asiáticos, Brasil y Rusia, también se sucedieron vigorosas discusiones a cerca de una "nueva arquitectura financiera internacional". Cuando quedó claro que la crisis no afectaría las finanzas anglosajonas, se dio carpetazo al asunto.

Bautizar la apresurada reunión convocada para el día 15 de noviembre por el grupo de los 20, Bretton Woods II, cuando de lo que se trata, a todas luces, es de seguir poniendo parches y compresas a la crisis financiera, es cuanto menos, ridículo. Las sesiones de trabajo de Bretton Woods I duraron 21 días y reunió a 44 países.

No existe aún la voluntad de buscar soluciones estructurales en profundidad y mucho menos de plantearse soluciones sistémicas, todo y que son cada vez más evidentes los síntomas de que es el sistema mismo el que ha entrado en barrena.

Bretton Woord I creó de la nada varias instituciones multilaterales y nuevas reglas de juego para manejar la economía internacional tras la 2a. G. M..

Bretton Woods II, en cambio, intenta reciclar instituciones fallidas que formaban parte intrínseca del juego: el mismo G20, El Foro de Estabilidad Financiera (FSF), el Banco Internacional de Pagos (BIS), Basel II, el FMI, etc. ¿Instituciones que constituían la causa principal del problema reconvertidas en núcleo y parte de la solución?

Ante el descalabro general, como ocurriera tras la crisis de los 30, puede que el sistema capitalista intente de nuevo disfrazar su verdadero rostro con los ropajes de la moderación, la "regulación", la "supervisión" y quizás pudiera llegar a replantearse una moderada redistribución de la renta. Eso si sería, en cierta manera, repetir Bretton Woods I. Pero todo indica que los acontecimientos corren mucho más deprisa que la reflexión de unos dirigentes que hasta hace tan solo unos meses contemplaban extasiados y complacidos el provechoso funcionamiento de la "autoregulación" del sistema.

Un auténtico Bretton Woods II nunca podría salir de la apresurada reunión convocada por el sheriff Gordon Brown, campeón declarado de la desregulación y los paraísos fiscales. El original histórico fue el resultado de un consenso previo y un proceso complejo, meditado, con una larga etapa de estudio y preparación, unos actores, cuando menos, cualificados, y sobre todo, frente una panorámica económica abierta, si bien incierta, después del túnel de la Gran Depresión y la 2ª G. M.

Por el contrario, la situación económica actual es de colapso absoluto. Lo que tenemos es una crisis de sobreproducción que ha alcanzado unas proporciones escalofriantes gracias a una pirámide financiera exponencial en funciones de bombona de oxígeno para un enfermo en fase terminal.

Se trata de una cuestión política. No de una cuestión técnica de funcionamiento. Plantear Bretton Woods II como un taller de reparaciones del sistema financiero con fondos públicos es una falacia. La solución no está en como se arregla el tinglado para que los capitalistas continúen haciendo lo mismo sino en como forzar regulaciones sociales para que no puedan continuar haciendo lo mismo.



Así pues lo que cave esperar del apresurado "Bretton Woods 2" de noviembre es una patética parodia de su antecesor, salpicada de declaraciones de intenciones, paños calientes y remiendos "coordinados" con fondos públicos, propuestas de cambio en la cuota asignada de voto en el FMI para convertirlo en un fondo de ayuda financiera a la banca occidental (implorando una mayor aportación por parte de los "emergentes") , y a esperar ha ver si se calma el pánico, suben las bolsas y de vuelta al "business as usual".


Historia de Bretton Woods I


La conferencia que dio nacimiento al sistema, que se celebró en la aldea de Bretton Woods, New Hampshire, fue la culminación de unos dos años y medio de planificación para la reconstrucción monetaria de la posguerra por parte de los Dep. del Tesoro del Reino Unido y los Estados Unidos. Aunque participaron las cuarenta y cuatro naciones aliadas, además de un gobierno neutral (Argentina), el debate estuvo dominado por dos planes rivales, elaborados, respectivamente, por Harry Dexter White de los EE.UU. y por John Maynard Keynes de Gran Bretaña. El compromiso que surgió en última instancia, era mucho más próximo al plan de White que del plan de Keynes, lo que reflejaba el poder de los Estados Unidos cuando la Segunda Guerra Mundial estaba llegando a su fin.

Aunque en un primer momento, las diferencias entre ambos planes parecía enormes - especialmente en lo que respecta a la cuestión del futuro acceso a la liquidez internacional - en retrospectiva, son sus similitudes en lugar de sus diferencias lo que aparece como más llamativo. De hecho, hubo bastantes puntos comunes entre todos los gobiernos participantes en Bretton Woods. Todos convinieron en que el caos monetario del período de entreguerras había dado varias lecciones valiosas. Todos estaban decididos a evitar la repetición de lo que percibían como errores del pasado. El consenso básico entre todos ellos se reflejó directamente en los artículos del Acuerdo del F.M.I.

Cuatro puntos en particular se destacan


en general, los negociadores estuvieron de acuerdo en que el período de entreguerras había demostrado de manera concluyente los inconvenientes de la flexibilidad sin límites de los tipos de cambio. La flotación de los tipos de cambio de la década de 1930 habría desalentado el comercio y la inversión y alentado la especulación desestabilizadora y las devaluaciones competitivas. Sin embargo, los gobiernos se mostraban reacios a regresar a tipos de cambio fijos permanentemente según el modelo clásico del patrón oro del siglo XIX, el cual imponía una rígida política monetaria para mantener la convertibilidad del papel respecto al metal. Los políticos, comprensiblemente, deseaban mantener el derecho de revisar el valor de las monedas de vez en cuando según las circunstancias (poder generar una expansión del crédito en épocas de depresión). De ahí que se buscó un compromiso entre las dos alternativas.

Lo que surgió fue el régimen de la "paridad ajustable". Los miembros estaban obligados a declarar un valor nominal (paridad) para su moneda y a intervenir en los mercados de divisas para limitar las fluctuaciones de los tipos de cambio dentro de los márgenes máximo y mínimo de una banda de fluctuación del uno por ciento por encima o por debajo de la paridad, pero también tenían la potestad, siempre que fuera necesario y en conformidad con los procedimientos convenidos, de modificar el valor nominal de la paridad para corregir un "desequilibrio fundamental" en su balanza de pagos.

Lamentablemente, el concepto de desequilibrio fundamental, aunque clave para el funcionamiento del sistema de la paridad, nunca se explicó en detalle - una notoria omisión que resultaría fatal a la larga para el sistema.

Si los tipos de cambio no iban a flotar libremente, los Estados requerían la garantía de un suministro adecuado de reservas monetarias (para mantener la paridad, el gobierno debía"intervenir" en el mercado de divisas, por ejemplo cuando hay demasiada demanda de dólares, vendiendo dólares de sus reservas a cambio de su propia moneda).

Los negociadores no consideraron necesario modificar el patrón oro de los años de entreguerras. La liquidez internacional consistiría en las reservas de oro o en las monedas convertibles, directa o indirectamente, en oro. EEUU, en particular, se oponía a modificar el papel central del dólar o el valor de sus reservas de oro, que en el momento ascendían a las tres cuartas partes de las reservas mundiales.

Los negociadores, sin embargo, se pronunciaron sobre la conveniencia de alguna fuente de liquidez alternativa para los países deficitarios. La gran pregunta era si esa fuente debería, según lo propuesto por Keynes, asemejarse a un banco central mundial capaz de crear nuevas reservas a su voluntad (lo que Keynes pensaba que podría llamarse BANCOR), o un constituir un simple mecanismo multilateral de préstamos como proponía el plan de White.

El resultado final fue un “pool” o piscina de monedas y oro, resultado de las distintas cuotas aportadas por los países participantes, de acuerdo con la importancia de sus economías. Los miembros podrían pedir prestado al FMI por un importe igual al de su cuota.

Los gobiernos se mostraron de acuerdo en remover los controles de cambios (prohibiciones de convertibilidad) y el bilateralismo de los años 30 (acuerdos a varias bandas, con compensación de saldos finales) , para volver a un sistema de pagos multilateral.

En concreto, se prohibía a los países miembros, en principio, tomar medidas discriminatorias o establecer regulaciones sobre divisas, con sólo dos excepciones:

a) La libre convertibilidad se aplicaba a las transacciones internacionales corrientes solamente. Los gobiernos se debían abstener de regular las compras y ventas de divisas para el comercio de bienes o servicios. Pero se podían establecer medidas para la regulación de las transacciones de la cuenta de capital. De hecho, oficialmente se animaba a hacer uso de controles de capital frente las posibles desestabilización causadas por los movimientos de capitales a corto plazo ("hot money ")

b) El compromiso de la libre convertibilidad podría aplazarse si un miembro así lo decidiera durante un "período de posguerra transitorio". Los miembros que aplazaran sus obligaciones de la convertibilidad eran conocidos como países del artículo XIV mientras que los miembros que hubieran hecho efectiva la aceptación pasaban al estatus de países del artículo VIII.

4. Los negociadores acordaron la necesidad de un foro institucionalizado para dirigir la cooperación monetaria internacional. El FMI se constituía como el foro internacional para la cooperación internacional en temas monetarios. Los EEUU, con 1/3 del total de las cuotas con derecho a voto, se aseguraban un decisivo derecho de veto en todo el proceso de discusión subsiguiente.

El definitiva, el sistema creado en Bretton Woods, era un patrón de cambios oro complementado con un "pool" centralizado de oro y monedas nacionales y dotado de un nuevo sistema de tipos de cambio de paridades ajustables.

El papel central del FMI


En el nuevo esquema el FMI jugaba un triple papel central:

. Función reguladora administrando las reglas relativas al valor de las monedas y su convertibilidad.

. Función financiera, suministrando liquidez adicional en caso necesario.

. Función consultora, constituyéndose como un forum de cooperación entre los estados miembros.

Estructuralmente, el régimen combinaba un respeto por el principio de la soberanía nacional con un compromiso de responsabilidad colectiva respecto a las relaciones monetarias internacionales expresado en unas reglas comunes y en los poderes otorgados al FMI.

El papel hegemónico de los EEUU


Los negociadores pensaron que las reacciones monetarias tras la guerra serían estables, que el período transitorio hasta la "normalidad" sería corto y que los fondos depositados en el FMI serían más que suficientes.

En realidad fueron los EEUU los que asumirían el rol hegemónico monetario mundial.

La hegemonía estadounidense se ejerció principalmente de tres maneras:

. Un mercado relativamente abierto se mantuvo para la importación de mercancías extranjeras.

. Una generosa corriente de préstamos a largo plazo y subvenciones a través de:

a) El Plan Marshall (1948-1952) y otros programas de ayuda dirigidos a la recuperación de Europa amenazada por la revolución social. Gran Bretaña se declaró sin fuerzas para financiar la lucha anticomunista en Grecia y Turquía. Los EEUU condicionaron los préstamos a la restauración del libre mercado y en contra de la planificación indicativa o imperativa.

b) A través de la reapertura en Nueva York del mercado de capitales.

Una política liberal de préstamos a corto plazo en tiempo de crisis. Dado que las reservas de la mayoría de los países estaban cerca de agotamiento y el Fondo de reserva de liquidez (el "pool")

Dada la escasez de oro monetizado fuera de los Estados Unidos y las limitadas perspectivas en la producción de oro, América se convirtió en la fuente residual de liquidez mundial a través de los déficits en su propia balanza de pagos. Los gobiernos con excedentes de Balanza de Pagos, estabilizaban sus tipos de cambio mediante la compra de dólares.
Estados Unidos se comprometió a convertir sus dólares en oro a un precio fijo, de modo que el billete verde se convirtió en un perfecto sustituto para el oro.

Aunque multilateral en el diseño formal, el sistema de Bretton Woods, en la práctica, se convirtió rápidamente en un régimen monetario hegemónico centrado en el dólar, de la misma manera que el clásico patrón oro del siglo XIX se había centrado en la libra esterlina.

Lo que se denominaba "patrón cambios oro" en realidad era un patrón dólar.

Los Estados Unidos podían expedir la principal moneda de reserva mundial en las cantidades coherentes con sus propias prioridades, que no tenían porqué coincidir con las de los extranjeros tenedores de dólares, pero que lo tolerarían siempre y cuando resultara beneficioso para ellos. De hecho, la historia del sistema de Bretton Woods habría de leerse como la historia de esta negociación.

De la escasez de dólares al exceso dólares


La cronología del sistema de Bretton Woods se pueden dividir en dos períodos: el período de "escasez de dólares ", que duró hasta 1958 aproximadamente, y el período de" exceso de dólares", que cubra el resto de década y media.

El término "escasez del dólares", fue simplemente una expresión para reflejar el hecho de que sólo los Estados Unidos eran capaces de garantizar un cierto grado de estabilidad monetaria mundial. En los años 50, los déficits de los EE.UU. registraron un promedio de unos 1,5 mil millones de $ al año. Estos déficits persistentes, suministraban la liquidez internacional y evitaban los antiguos conflictos por las reservas auríferas.

Después de 1958, sin embargo, el déficit persistente USA comenzó a asumir diferente coloración. Tras un breve superávit en 1957, debido a circunstancias especiales, la balanza de pagos USA alcanzó un déficit de 3,5 mil millones en 1958 y aún uno mayor en 1959 y 1960. Este fue el punto de inflexión. En lugar de hablar escasez, se comenzó a hablar de un exceso de dólar.

En 1958 las monedas de Europa volvieron a la convertibilidad abandonando el sistema de la "Unión Europea de Pagos", un mecanismo que permitía saldar los pagos entre los países miembros en un sistema de compensación multilateral (cada mes se calculaban los saldos comerciales bilaterales y se compensaban las deudas. Si un país A era deudor de B, y A era acreedor de C, C era el país que pagaba a B) y las diferencias finales se cubrían con financiación norteamericana. El sistema relanzó el comercio intra y extra-europeo en una época de escasez de liquidez internacional)

Posteriormente, el antiguo afán de los gobiernos europeos para obtener reservas de dólares se transformó en lo que parecía igualmente un ferviente deseo de evitar el exceso en la acumulación de dólares. Antes de 1958, menos del 10 por ciento del déficit USA había sido financiado con oro (el resto se financió con dólares). Durante la década siguiente, casi dos tercios del déficit acumulado implicaron transferencias de oro, en su mayoría a Europa. Bretton Woods estaba claramente bajo tensión.

El dilema Triffin (1960)


Para evitar la especulación contra el dólar, EE.UU. debería controlar o disminuir el déficit comercial. Pero esto generaría un problema de liquidez internacional. Así pues, para que haya liquidez (dólares) EEUU tiene que endeudarse.

A mediados de los años 1960, se iniciaron negociaciones para establecer una fuente de liquidez alternativa a los déficits norteamericanos, que culminaron en un acuerdo para crear los Derechos Especiales de Giro (DEG), un activo de reserva internacional que evitaría cualquier futura amenaza de escasez de liquidez mundial.

Pero la situación cambió a finales de los 60. De una escasez de liquidez internacional se pasó abruptamente a un exceso. A principios de la década se habían tomado una serie de medidas de defensa en un esfuerzo para contener crecientes presiones especulativas contra el dólar. Estos incluían una red de facilidades recíprocas de crédito a corto plazo (swaps) entre los bancos centrales, así como la ampliación de la capacidad de préstamo del FMI. Pero al final todo esto no resultó suficiente para evitar una pérdida decisiva de la confianza en el dólar.

La rigidez de los tipos de cambio


Una segunda fuente de tensión era la ambigüedad de la noción clave del desequilibrio fundamental. En la práctica, los gobiernos intentaban evitar la "derrota" de una alteración de valor nominal de sus monedas. La rigidez resultante de los tipos de cambio no sólo agravaba los temores de una posible escasez de liquidez mundial. También creaba incentivos irresistibles para los movimientos especulativos en orden a forzar devaluaciones o revaluaciones de los tipos de cambio.

El mayor problema era la superabundancia de dólares - más exactamente, el persistente desequilibrio entre los pagos de los Estados Unidos y el superávit de los países de Europa y Japón. Cada una de las partes culpó a la otra del desequilibrio. América opinó sus antiguos aliados podrían hacer más para reducir su superávit mediante la revalorización de sus monedas; los europeos y japoneses, por el contrario, sostuvieron que era responsabilidad de los Estados Unidos dar los primeros pasos para corregir la situación.

El final del sistema


A partir de 1965, EEUU se había lanzado a la guerra en el Sudeste Asiático y los déficits de nuevo se dispararon, mientras que los demás gobiernos se veían obligados a compras masivas de dólares para mantener sus paridades. Este aumento de la base monetaria se tradujo en fuertes presiones inflacionistas y potentes movimientos especulativos sobre los tipos de cambio.

Finalmente, EEUU cambió unilateralmente las reglas del juego. El 15 de agosto de 1971 suspendió la convertibilidad del dólar por oro. A finales del mismo año se había producido una amplia reestructuración de las paridades principales respecto al dólar. Sin embargo, la veda especulativa se había abierto y en febrero de 1973, según el llamado Acuerdo Smithsoniano, se pasó a la flotación generalizada.

El sistema monetario de Bretton Woods había pasado a la historia. En su lugar se constituyeron una serie reducida de bloques monetarios (dólar, sistema monetario europeo - que finalmente alumbraría el euro-, libra, yen, yuan) que colaborarían para la estabilidad del sistema de pagos internacional pero que de facto aceptarían la perpetuación del "exorbitante privilegio" norteamericano.

Link: Benjamin J. Cohen: Bretton Woods System

Le Monde Diplomatique: A l'aube d'un siècle postamericain