11/12/11

Cambio climático y decrecimiento



Richard Rothschild (famoso negacionista) : “¿En qué medida el movimiento para frenar el cambio climático no es otra cosa que otro caballo troyano verde con la panza llena de rojos doctrinarios marxistas?”

Fatih Birol (economista jefe de la Agencia Internacional de Energía): “Sin un acuerdo internacional para controlar las emisiones, dentro de 5 años quedará definitivamente cerrada la puerta frente a cualquier intento de prevenir un potencialmente desastroso incremento de la temperatura del planeta

Minqi Li: "Aunque el socialismo triunfe en la segunda mitad del siglo XXI, la tarea de los futuros gobiernos socialistas no será ya la de prevenir las catástrofes generadas por el cáncer capitalista, sino intentar sobrevivir a ellas"

Robert Curz: "El fin de la modernización significa, pues, que, además de tener que superar la forma capitalista de reproducción, durante mucho tiempo una sociedad post-capitalista  tendrá que lidiar con las consecuencias de la destrucción capitalista de la naturaleza".

El sistema capitalista está exprimiendo a la madre naturaleza más allá de toda capacidad de autorecuperación y nos aproximamos rápida y peligrosamente al punto de no retorno. En 2010 se produjo un récord en emisión de gases invernadero a nivel global: el U.S. Dep. of Energy constató un aumento global de 564 millones de toneladas con respecto a 2009, es decir un aumento del 6% en un solo año, el mayor crecimiento anual desde los inicios de la 1ª revolución industrial. La concentración de CO2 está ya en 390 ppm, y cuando llegue a 540 ppm, en menos de una década al ritmo actual, la temperatura global habrá aumentado 2 Cº y el cambio climático será irreversible (como en el caso de la crisis económica, todo un conjunto de mecanismos que se disparan y retroalimentan - desaparición de los blancos casquetes polares que reflejan el calor solar, fusión de las tundras nórdicas liberando a la atmósfera todo el metano que retienen, ... - en una espiral calórica infernal que elevaría rápidamente la temperatura 6, 10, 12 grados, sin que ya nada pueda detenerla.

Cambio climático, la mayor extinción en masa de especies en 65 millones de años, acidificación de los océanos, destrucción de la capa de ozono, destrucción masiva de suelo agrícola, avance imparable de las zonas costeras muertas a causa de los abonos químicos nitrogenados, destrucción de fuentes de agua dulce, un cóctel medioambiental capitalista a punto de explotar.

Aprovecharse eficientemente del cambio climático


El capitalismo opera con una Micro-eficiencia tumoral cancerígena para el crecimiento desordenado que se traduce en una Macro-ineficiencia global que va a acabar con muchas especies y buena parte de la especie humana.

Mientras, a la par con el parloteo sobre las supuestas “soluciones de mercado” frente el cambio climático y demás desmanes medioambientales, las grandes corporaciones energéticas siguen efectuando, a la chita callando, multimillonarias i eficientes inversiones en nuevas infraestructuras ecocidas para extraer petróleo, gas o carbón, en condiciones cada vez más dañinas para el medioambiente (la contaminación y efecto invernadero de la misma explotación petrolífera a cielo abierto de las arenas bituminosas canadienses será de récord mundial) e incluso planean abiertamente aprovecharse eficientemente del mismo cambio climático para perforar el subsuelo de un océano ártico libre de hielos a pocos años vista.

Los mercados financieros también apuestan por sacar a la atmósfera todas las reservas de petróleo, carbón y gas que afirman detentar las compañías mineras y petroleras. La ola del fracking asola ya grandes extensiones en los EEUU y amenaza con perforar Inglaterra con más de 50.000 pozos.

El capitalismo, como el cáncer, a medida que el estado del enfermo se deteriora, se autoreprograma para continuar su funesta progresión. Las multinacionales se están preparando para aprovecharse, simple y llanamente, del cambio climático. No se trata de una mera adaptación ante una catástrofe exógena o involuntaria. La carrera capitalista, lógica obliga, exige que los acontecimientos no se retrasen sino más bien todo lo contrario, exigen que la perversa dinámica que nos arrastra hacia la hecatombe climática y medioambiental se acelere puesto que como ocurrió tras las guerras mundiales, las catástrofes ofrecen nuevas oportunidades (inesperadas?) para la acumulación y los negocios. Las bolsas de todo el mundo ya están descontando el cambio climático y celebrarán con nutridos aplausos el día en que el Ártico quede, finalmente, libre de hielos, las petroleras puedan perforar en sus profundidades y se abran nuevas rutas para la explotación globalizada.

¿Crecimiento verde?


Murray Bookchin: "Imaginar que se pueda persuadir al capitalismo a limitar su crecimiento es como intentar persuadir a un ser humano a que deje de respirar". 


Su cada vez mayor micro-eficiencia tumoral cancerígena para el crecimiento desordenado se traduce en mayor macro-ineficiencia. El sistema capitalista senil es cada vez más "macro-ineficiente". Despilfarro productivo para ricos caprichosos y extravagantes (que se cansan pronto de modelo) y obsolescencia planificada para el resto. Un sistema que "produce" externalidades impagadas y genera una enorme deuda ecológica (ingentes montañas de residuos tóxicos y cancerígenos, despilfarro energético, cambio climático, acidificación de los océanos, ruptura del ciclo del nitrógeno, ...)

El capitalismo es inconcebible sin crecimiento. El sistema necesita crecer a una media del 3% anual para funcionar sin sobresaltos (ello implica que la economía se duplica cada 24 años). Además el crecimiento justifica al mismo sistema en cuanto que permite diferir constantemente las demandas de justicia social con el cuento de que si seguimos creciendo todos saldremos ganando a la larga. El crecimiento es la droga del sistema. Sin crecimiento falla la inversión privada y la contratación de empleo. Sin crecimiento sobreviene el mono de la recesión, las convulsiones de la crisis, y el espectro de la depresión. Pones la tele y todos claman, imploran, exigen, desean crecimiento, mucho crecimiento o al menos el crecimiento necesario para que vuelva la supuesta tranquilidad capitalista.

Age of Empires (un videojuego) y el Monopoly son dos juegos que representan con simpleza elemental el momento en el que nos hallamos y el futuro que nos aguarda a la vuelta de la esquina. Para quien haya jugado al videojuego, es evidente que nos encontramos casi al final de la partida en la que hemos consumido ya toda la pesca, el carbón, los árboles, ... y que toca reiniciar para volver a jugar otra partida. Con el Monopoly pasa algo parecido. Al final el ganador ha monopolizado todas o casi todas las calles y avenidas, cárceles, etc. y el resto estamos en bancarrota. En la vida real, empezar de nuevo va a ser muy complicado y en el primer caso deberíamos tener planetas sustitutivos a nuestra disposición. En cuanto al segundo caso, empezar de nuevo es factible, requiere voluntad política y valentía puesto que los ganadores no quieren reiniciar la partida y siguen enriqueciéndose a costa del planeta y de sus habitantes.

Es imposible un capitalismo del decrecimiento. Sin embargo, las cacareadas “soluciones de mercado” frente al cambio climático intentan crear la ilusión del desacoplamiento, la utopía de que es posible seguir creciendo, desarrollando nuevas tecnologías e infraestructuras verdes que no sólo frenarían el cambio climático sino que precipitarían una especie de nueva revolución industrial verde (capitalismo sostenible) que sacaría al sistema de la 3ª Gran Depresión. Dado que el capitalismo es el sistema "más micro-eficiente" que existe, se trataría de hacerlo más eficiente aún (¿macro-eficiente?), internalizando los costes medioambientales que hasta ahora había ido externalizando.

El desacoplamiento se conseguiría a base de:

- Producir y comercializar productos menos contaminantes y más energético-eficientes.

- Crear mercados financieros de la polución (Kyoto)

- Encontrar fuentes de energía alternativas que competirían y acabarían suplantando a los combustibles fósiles.

- Supuestas técnicas revolucionarias para fijar, enterrar, o lanzar fuera de la atmósfera el exceso de CO2.

Todas estas estrategias se han comprobado como erróneas o falsarias. En capitalismo, la producción “verde” (coches, aparatos de aire acondicionado, electrodomésticos, calefacción, … más eficientes) lleva a un consumo/producción de los mismos a una escala mayor que genera mayor consumo y más despilfarro energético y de insumos que antes de su introducción (la paradoja de Jevons).


En cuanto a los mercados financieros de CO2, la posibilidad comprar y vender “derechos” para emitir y polucionar más, ha generado verdaderas aberraciones “verdes” “compensatorias” como la proliferación de monocultivos de aceite de palma, soja, …, la inundación de tierras fértiles por presas hidráulicas “verdes”, …, la apropiación de bosques por multinacionales y la deslocalización de las industrias sucias emisoras a países con permisos superiores de emisión. Resultado: El crecimiento de las emisiones deslocalizadas resultantes de la producción de bienes en países en desarrollo pero consumidos en los países desarrollados ha resultado 6 veces superior al ahorro de emisiones conseguido en esos países.

Las fuentes alternativas de energía renovable interesan poco al sistema puesto que parecen bastante resistentes a la monopolización y por lo tanto poco apropiadas para los beneficios de las multinacionales del sector.

En cuanto a la patraña de devolver el conejo a la chistera (geo-ingeniería), ... no comment

El paradigma capitalista


Si el capitalismo ha demostrado gran "micro-eficiencia" ha sido y es precisamente a la hora de externalizar sus costes sociales y medioambientales. La globalización monopolista se basa precisamente en la alta eficiencia de las grandes corporaciones en externalizar todo tipo de costes para mantener sus enormes beneficios. Explotan eficientemente una fuerza de trabajo por la cual no pagan los gastos de su reproducción (los obreros chinos son emigrantes internos de cuya reproducción se encargan las depauperadas familias campesinas). Explotan con gran eficiencia recursos no renovables y deslocalizan con gran eficiencia los costes de su contaminación a cargo de la salud de países pobres desregulados.


China se postula como la última frontera del capitalismo multinacional desregulado. La destrucción espeluznante que está sufriendo durante los últimos años se ha acelerado exponencialmente desde 2008. Las grandes multinacionales cabalgan sin freno ni control por este inmenso territorio. China representa perfectamente la distopia capitalista. Crecimiento por el crecimiento y para el crecimiento, ciudades sin habitantes, puertos sin barcos, autopistas sin automóviles, trenes sin pasajeros, ... crecimiento inútil, irracional, sucio, perjudicial e insostenible, del que la inmensa mayoría de los chinos queda excluida y solo pueden esperar explotación, miseria, hambre, enfermedad y degeneración, gracias a las externalidades del paradigma capitalista.

Un nuevo paradigma


Desde sus inicios el capitalismo sólo ha crecido y prosperado si ha podido externalizar costes sociales y medioambientales. Se trata de una criatura externacionalizadora. No ha existido ni va a existir nunca ninguna variante que internalice sus costes sociales y medioambientales. En su fase senil monopolista la externalización ha llegado al paroxismo con la impunidad legal y fiscal de la globalización neoliberal.

Hace falta un nuevo paradigma económico y social basado en el respeto y la humildad frente a la naturaleza y sus delicados ciclos de renovación; un paradigma que haga posible la coexistencia del empleo y la justicia social con el decrecimiento. Un sistema económico macro-eficiente crecimiento-independiente. Un cambio de valores a favor de la interdependencia en lugar del individualismo, la reprocidad en lugar de la dominación, la cooperación en lugar de la jerarquía.

Es curiosa la extraña reconversión de Jeffrey D. Sachs, economista defensor de las "terapias de choque" y uno de los principales responsables del capitalizidio ruso (30 millones de rusos menos en 10 años, más bajas que durante la 2ªGM). Visitó Bhutan y se encandiló con unos postulados económicos en los que no figura el crecimiento (PIB) sino la "Felicidad Nacional Bruta" (mejor medioambiente, mejor atención médica, menor mortalidad materno-infantil, mayores logros educativos y mejor infraestructura, especialmente electricidad, agua y servicios sanitarios). Aunque al sádico y obtuso Jeffrey, Bhutan le encandile más como oportunidad de negocio turístico de élite cuando ya no quede nada virginal en el planeta, el nuevo paradigma está ahí. El medioambiente no es la coletilla de la FNB, sino el primer apartado.

Elementos del cambio:

A) Mucha planificación democrática y macro-eficiencia

Planificación democrática a todos los niveles, basada en las prioridades colectivas y no en el beneficio privado. En la actualidad el discurso sobre el libre mercado (controlado por los banqueros) se utiliza para mermar la capacidad planificadora democrática mientras se desarrolla toda una planificación a-democrática al servicio exclusivo de los financieros que diseñan e implementan duros planes de deflación por deudas directamente a través de sus agencias (FMI, UE, BCE) o a través de proxies eufemísticamente llamados "tecnócratas".

Es precisa una acción colectiva a gran escala para llevar a cabo las infraestructuras públicas necesarias para reducir las emisiones, para sustituir los monocultivos ecocidas por policultivos ecológicos, para recrear nuestras ciudades y racionalizar los tejidos urbanos, … Para ello hace falta mucha planificación, mucha, muchísima planificación. Planificación a todas las escalas, planificación centralizada y planificación local. Las ciudades, las regiones, … necesitarán planes ad-hoc para una transición ordenada hacia el decrecimiento en el consumo energético.

B) Regulación corporativa y desmantelamiento de los monopolios privados

El devastador impacto social, económico y medioambiental del funcionamiento desregulado de las grandes corporaciones multinacionales es la causa fundamental de la 3ª Gran Depresión y del desastre climático y medioambiental. Revertir el mal causado precisa relocalizar y racionalizar la producción y el consumo, poner un tope rígido a las emisiones, poner fin al acarreo irracional de materias primas, componentes y productos acabados, organizado con el único objetivo del dumping social y medioambiental a escala global (arbitraje salarial y arbitraje medioambiental).

C) Más sector público y más empresas públicas

Los beneficios de las economías de escala racionales que genera un monopolio deberían revertir siempre en beneficio de toda la comunidad. Para planificar es precisa un fuerte acción pública sistemáticamente supervisada y controlada desde el más bajo nivel comunitario y local (control comunitario de energías renovables, control y organización comunitaria de la agricultura orgánica, …) creando nuevos espacios participativos democráticos para llevar adelante la reorganización.

Depresión permanente, cambio climático y terapias de choque capitalistas


La globalización capitalista de los últimos años ha acelerado el cambio climático a un ritmo infernal. La Gran Depresión en ciernes puede desacelerar esta dinámica pero en Depresión Permanente la agresividad del sistema se multiplica. Los ciclones, sequías, inundaciones, … relacionadas con el cambio climático se combinan ahora con los huracanes y tsunamis financieros, y las oleadas de paro y miseria engendrados por la gran Depresión. En los últimos años el sistema se ha rediseñado y especializado para aprovecharse de los desastres medioambientales y financieros, que él mismo provoca, usurpando, privatizando, explotando, monopolizando y polarizando más y más la sociedad, como bien ha demostrado Naomí Klein en la "Doctrina del Shock".

Así pues, la lucha contra el comercio desigual, contra la deslocalización, contra el dumping social, contra la especulación financiera, contra los paraísos fiscales, contra el agribusiness, contra la deuda usurera, contra las grandes superficies y los monopolios, es en realidad la misma lucha contra el cambio climático, por la defensa de la biodiversidad y la conservación medioambiental. Ya no tienen sentido las luchas o resistencias separadas. Frente a una deriva suicida y ecocida global del sistema hay que presentar un frente de resistencia unido y global. No se trata de un caballo de cartón a introducir sigilosamente la fortaleza capitalista sino de formar una caballería pesada eco-socialista en toda regla frente una tropa sistémica que planea un ecocidio global.

Links:

Naomi Klein: To Conservatives, Climate Change is Trojan Horse to Abolish Capitalism

John Bellamy Foster: Capitalism and Environmental Catastrophe