31/10/08

Bretton Woods 1 vs Bretton Woods 2



John Maynard Keynes (1933) "El decadente capitalismo individualista internacional, en manos del cual nos encontramos tras la 1ª.G.M., no es un éxito. No es inteligente, no es bonito, no es justo y no es virtuoso. No proporciona el tipo de bienes que necesitamos."

Itsván Mészáros: "La periódica renovada fantasía de regular el capitalismo en una forma estructuralmente significativa es como tratar de atar el viento con un nudo."

¿Refundar el capitalismo?


Se trata de una cuestión política. No de una cuestión técnica de funcionamiento. Plantear Bretton Woods 2 como un taller de reparaciones del sistema es una falacia. La solución no está en como se arregla el tinglado para que los capitalistas continúen haciendo lo mismo, sino en como forzar regulaciones sociales para que no puedan continuar haciendo lo mismo.

Pero, por lo visto hasta ahora, no se trata de una exigencia de los ciudadanos y contribuyentes, a través de sus representantes, a las instituciones nacionales o supranacionales. Se trata, más bien, de un careo entre asustados gerentes anonadados por la magnitud de sus propios desmanes.


Bretton Woods I


El sistema de Bretton Woods hace referencia al régimen monetario internacional que imperó desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta comienzos del decenio de 1970.

El sistema de Bretton Woods es el primer ejemplo de unas negociaciones internacionales destinadas a regular relaciones monetarias entre estados soberanos.

Se trataba de crear un sistema económico internacional regulado para prevenir otro colapso económico y político como el de los años 30 y evitar otro conflicto militar. También fue concebido para proporcionar un entramado institucional para la integración al sistema de las nuevas colonias liberadas.

En principio, el régimen fue diseñado para combinar obligaciones jurídicas vinculantes a partir de un proceso multilateral de toma de decisiones, conducido a través de una organización internacional, el FMI, dotada con limitada autoridad supranacional.

En la práctica, el régimen inicial, así como su desarrollo posterior y su definitiva desaparición, fueron directamente dependientes de las preferencias y las políticas de su miembro más poderoso, los Estados Unidos.

Nunca antes la cooperación monetaria internacional se había tratado sobre una base institucional permanente.

Bretton Woods y el peligro rojo


Pero el sistema de Bretton Woods no se organizó para "solucionar" una crisis financiera, ni para "frenar" una gran depresión, o para "salir" de ella. El New Deal, pero sobre todo la gran destrucción de la guerra y el inminente peligro de revolución socialista en la posguerra, habían corregido, en cierta medida, las dos causas principales de la Gran Depresión: la gran desigualdad en la distribución de la renta y la crisis de sobreproducción.

La Administración Roosevelt, a partir de 1932-33, promovió varios programas para mejorar la situación de los desempleados, sacó adelante una legislación para la recuperación del sector agrícola, implementó la National Industrial Recovery Act que estableció incentivos y subsidios al sector industrial, la National Labor Relations Act que establecía unas relaciones laborales más justas, la Social Security Act que proveía seguro de desempleo y aseguraba las pensiones de los mayores, ... Todo eso gracias a que no se habían malbaratado los recursos públicos en salvatajes del sector financiero, "nacionalizaciones" de pérdidas ni compras de obligaciones basura.

En cuanto al factor primordial, la distribución de la renta, entre 1929 y 1948, la parte del total de la renta personal correspondiente al 5 por ciento de la población con ingresos más altos, disminuyó de casi un tercio a menos de un quinto del total.

A los ricos les tocó pagar impuestos. El mismo Hoover aumentó en 1932 el tramo más alto desde el 25% al 63%. Roosevelt lo subiría hasta el 79%. Durante la 2a G.M. la tasa varió entre el 81 y el 92% y entre 1940 y 1964, el tramo más alto implicaba una tasa impositiva del 90%.

Entre 1929 y 1950 la parte de la renta familiar total recibida en concepto de pagas, salarios, pensiones y subsidios de paro – básicamente la renta del ciudadano medio - aumentó del 61% al 71%. Aunque los dividendos, intereses y rentas aumentaron también globalmente, el porcentaje disminuyó del 22% al 12% del total de las rentas personales familiares.

Otros tiempos y otras mentalidades predominaban tras la hecatombe de la 2ª G.M. La reforma monetaria alemana de 1948 puede considerarse como una de las grandes proezas de la ingeniería social de todos los tiempos. La reforma se hizo en dos etapas:

1ª Conversión de la moneda y de las deudas en una relación de 10 reichmarks por 1 DM. La conversión se hizo de tal forma que cada individuo podía cambiar "sólo" 600 RM por 60 DM (cada empresa podía cambiar "solo" 600 RM por cada empleado). Los restantes RM en circulación o en cuentas bancarias fueron bloqueados durante un tiempo, después del cual se podrían cambiar a la nueva moneda (DM) a un cambio inferior (1DM = 15,4 RM) lo cual, pues, implicaba un impuesto a los ricos.

2ª Creación del Lastenausgliche (compensación de cargas), un fondo social con cargo a una imposición sobre el capital (activos físicos y acciones) que se instrumentó forzando una hipoteca sobre estos bienes del 50% de su valor. El fondo se destinó a ayudar a los más desfavorecidos: huérfanos, lisiados, arruinados, ...

Roosevelt hizo construir o renovar 2.500 hospitales, 45.000 escuelas, 13.000 parques, 7.800 puentes, 1,5 millones de Km de autovías, miles de aeropuertos. Contrató 50.000 maestros y reconstruyó enteramente el sistema de escolarización rural. Contrató 3.000 escritores, músicos, escultores y pintores. Empleó cerca del 60% de los parados en trabajos públicos y proyectos de conservación que plantaron mil millones de árboles, construyeron la Catedral del Conocimiento en Pitsburgo, el Capitolio de Montana, la urbanización de la orilla del lago de Chicago, el complejo del túnel de Lincoln en Nueva York, el complejo energético del valle del Tennessee (TVA)...

El New Deal disminuyó el desempleo desde el 25% en 1933 al 10% en 1936 y representó una recuperación física, moral y política de la sociedad norteamericana y de su confianza, sentando las bases para la recuperación tras el estallido de la 2a G.M.

Bretton Woods y el Estado del Bienestar


El primer Bretton Woods ratificó la posición preeminente alcanzada por EEUU y su voluntad de dirigir la escena económica internacional. El "estilo" yanqui, ha diferencia del británico del siglo anterior, se basaría en el establecimiento de instituciones internacionales destinadas a mantener la ficción de que lo que es bueno para las multinacionales USA, es bueno para el mundo.

Pero Bretton Woods I también significaba que el sistema se disfrazaba (Estado del bienestar) frente al peligro de revolución social y política, y se lanzaban proclamas para una reconstrucción de la economía mundial sobre bases y regulaciones más estables y justas.

Los gobiernos de Francia e Italia se tambaleaban ante la presión de los sindicatos y los partidos comunistas. Inglaterra de retiraba de sus posiciones en la India y Palestina y abandonaba el control sobre Grecia y Turquía, amenazadas por un vuelco revolucionario social.

Se canalizaron rápidamente fondos para evitar la revolución comunista en Grecia y Turquía y se instrumentó el Plan Marshall y su equivalente asiático para salvaguardar a Europa Occidental, Japón, Corea y Taiwan de las veleidades socialistas. Hoy diríamos "un New Deal Global".

El régimen de tipos de cambio fijos de Bretton Woods prevenía, en cierta manera, la especulación a gran escala en tipos de cambio. Al mismo tiempo aseguraba unas relaciones monetarias y comerciales estables. En definitiva, una "Pax Yanki", un sistema regulado de explotación capitalista global en el que los agentes podían proseguir en la senda de la acumulación y concentración del capital evitando despedazarse entre si. Bajo estas condiciones, las economías capitalistas experimentarían unos índices de crecimiento sin parangón durante los años de funcionamiento del sistema.

El fin de Bretton Woods I


En 1960, por primera vez, las divisas en dólares en manos de extranjeros superaron las reservas de oro de EEUU.

A partir de 1965, EEUU se había lanzado a la guerra por el control del Sur Este Asiático (Vietnam) y los déficits de Balanza de Pagos se dispararon, mientras que los demás gobiernos se veían obligados a compras masivas de dólares para impedir que se revaluaran sus paridades. Finalmente muchos países europeos empezaron a exigir la conversión de sus enormes reservas de dólares en oro.

Ante la disyuntiva de un autoajuste económico o quedarse sin reservas de oro, EEUU cambió unilateralmente las reglas del juego. El 15 de agosto de 1971 suspendió la convertibilidad del dólar por oro e impuso barreras aduaneras a los productos europeos y japoneses para obligarles a revaluar sus monedas.

A finales del mismo año se había producido una amplia reestructuración de las paridades principales respecto al dólar. Sin embargo, la veda especulativa se había abierto y se sucedían los ataques coordinados contra una u otra moneda. En 1972 el R.U. e Irlanda dejaron flotar sus monedas ante la presión especulativa. Como consecuencia, en febrero de 1973, según el llamado Acuerdo Smithsoniano, se pasó a la flotación generalizada.

El patrón dólar-papel


El SMI de Bretton Woods había pasado a la historia.


A pesar de todo, el sistema monetario internacional no se colapsó como fue el caso en similares circunstancias durante los años 30. El mundo aceptó de facto el "exorbitante privilegio" (según denunciara Charles Degaulle) de los EEUU como emisor de liquidez internacional y empezó a desarrollarse el monstruoso Armagedón financiero sobre las frágiles bases de esta confianza.

Se habría una nueva etapa. El sistema monetario basado en el dólar-papel y la flotación generalizada de los tipos de cambio. La etapa de la desregulación, en la que la autoridad suprema pasaba a ser un hipotético "libre mercado", y el marco jurídico la ley de la selva de la Globalización, una cada vez más impenetrable jungla legislativa que convertirían el fraude en sus variadas y múltiples formas en la normalidad imperante en el sistema. Sucesivas reformas legales convertirían a los estados en legitimadores "democráticos" del fraude institucionalizado.

Sin ninguna obligación de convertibilidad, el dólar se aceptaría a partir de ahora por "la confianza" en el emisor. Y el emisor no dudó en emitir más y más dólares, no solamente como resultado del funcionamiento desequilibrado de su economía, sino por la creciente demanda de liquidez que exigía la deriva financiera de la globalización que se inició en los 70.

El patrón dólar papel se convirtió en el sistema monetaria ideal para la expansión y la concentración exponencial del capital. Aparecieron los mercados de eurodólares, es decir, dólares en cuentas "offshore", para la actividad especulativa fuera de toda supervisión y control. Y, con ellos y junto a ellos, los paraísos fiscales que se convertirían rápidamente en los verdaderos centros neurálgicos del nuevo sistema. Las multinacionales por fin disponían de munición suficiente e inagotable para lanzarse a la predación desenfrenada.

Los procesos de adquisiciones y fusiones, para conseguir las codiciadas posiciones de monopolio, implican enormes niveles de apalancamiento financiero, y el sistema financiero, contando con una base monetaria expandible a voluntad, empezó a descontar enormes beneficios, a la par que la misma finanza experimentaba un proceso de concentración capitalista sin parangón.

Los banqueros de Wall Street se convirtieron ellos mismos en generadores de liquidez monetaria mundial, multiplicando de forma exponencial (instrumentos de crédito denominados en dólares) las ingentes cantidades de billetes emitidos por el Tesoro norteamericano, mientras las autoridades monetarias y reguladoras, la SEC, la Commodity Future Trading Commission ... se travestían de entidades reguladoras a cheerleaders de la desregulación.

Una enorme masa de dinero caliente, ("hot money": fondos en dólares, acumulados por los ricos en sus paraísos fiscales y que se invierten a corto plazo) se convirtió en árbitro supremo de los intereses de grupo de las multinacionales. Este dinero caliente, a menudo dirigido por el mismo FMI, acudía en enjambre hacia una zona u otra del planeta para "premiar" las políticas neoliberales de algún "país emergente" (Argentina, Bolivia, Chile ...) , o levantaban el vuelo para castigar a los que se desviaban del modelo impuesto por la globalización, o lo hacían, simplemente, como consecuencia de la propia dinámica asustadiza de la deriva especulativa.

Los enormes depósitos de petrodólares en el complejo financiero anglosajón fue utilizado para "reciclarlos " - prestarlos a los países pobres con problemas de abastecimiento de petróleo - . Pero ya no se trataba de una operación para promover el "desarrollo" sino para someter a la esclavitud por deudas al tercer mundo.

El patrón dólar-papel y las multinacionales


El patrón dólar papel ha venido funcionando sin problemas porqué se ha producido un rápido proceso de "desnacionalización" de las multinacionales. Los monopolios ya no precisan de un "anclaje" nacional como en los años 30 o 40. Pueden ejercer su actividad de lobbying sobre cualquier parlamento o agencia gubernamental del mundo y evitan los impuestos, vengan de donde vengan. Al no depender de un estado nación, se pierde interés en fortalecerlo y en la práctica, ni siquiera se vacila en debilitarlo, desindustrializarlo, arruinar sus infraestructuras, sus servicios públicos, etc. Todo pasa a ser pasto de la codicia sin límites de las multinacionales.

Los organismos creados en Bretton Woods le sobrevivieron metamorfoseados en un tándem expeditivo al servicio exclusivo de las multinacionales, convirtiéndose en la policía de la globalización neoliberal (con el típico desdoblamiento: el BM en el papel de policía bueno y el FMI en el de malo, según se describe en otro artículo del blog).

Una nueva criatura, tanto más peligrosa, la Organización Mundial de Comercio (OMC), alcanzaría la edad madura en los 90, tras un largo estadio en fase de crisálida (GATT). Un nuevo organismo predador, dotado de cláusulas capaces de triturar cualquier oposición a los intereses monopolísticos de las petroleras, las farmacéuticas, el agro-bussiness transgénico, y demás ralea multinacional, en defensa (con tribunales ad-oc incluidos) del "libre comercio" neoliberal, basado en lo más descarado del dumping social y medioambiental.

Los orgullosos norteamericanos empiezan a darse cuenta de que sus idolatradas multinacionales y las criaturas, made in USA, que promueven su dominio absoluto del plantea, les están tratando con la misma deferencia con que tratan a congoleños o ruandeses.

¿Bretton Woods II?


Hace diez años, en el curso de la crisis financiera que afectó los mercados asiáticos, Brasil y Rusia, también se sucedieron vigorosas discusiones a cerca de una "nueva arquitectura financiera internacional". Cuando quedó claro que la crisis no afectaría las finanzas anglosajonas, se dio carpetazo al asunto.

Bautizar la apresurada reunión convocada para el día 15 de noviembre por el grupo de los 20, Bretton Woods II, cuando de lo que se trata, a todas luces, es de seguir poniendo parches y compresas a la crisis financiera, es cuanto menos, ridículo. Las sesiones de trabajo de Bretton Woods I duraron 21 días y reunió a 44 países.

No existe aún la voluntad de buscar soluciones estructurales en profundidad y mucho menos de plantearse soluciones sistémicas, todo y que son cada vez más evidentes los síntomas de que es el sistema mismo el que ha entrado en barrena.

Bretton Woord I creó de la nada varias instituciones multilaterales y nuevas reglas de juego para manejar la economía internacional tras la 2a. G. M..

Bretton Woods II, en cambio, intenta reciclar instituciones fallidas que formaban parte intrínseca del juego: el mismo G20, El Foro de Estabilidad Financiera (FSF), el Banco Internacional de Pagos (BIS), Basel II, el FMI, etc. ¿Instituciones que constituían la causa principal del problema reconvertidas en núcleo y parte de la solución?

Ante el descalabro general, como ocurriera tras la crisis de los 30, puede que el sistema capitalista intente de nuevo disfrazar su verdadero rostro con los ropajes de la moderación, la "regulación", la "supervisión" y quizás pudiera llegar a replantearse una moderada redistribución de la renta. Eso si sería, en cierta manera, repetir Bretton Woods I. Pero todo indica que los acontecimientos corren mucho más deprisa que la reflexión de unos dirigentes que hasta hace tan solo unos meses contemplaban extasiados y complacidos el provechoso funcionamiento de la "autoregulación" del sistema.

Un auténtico Bretton Woods II nunca podría salir de la apresurada reunión convocada por el sheriff Gordon Brown, campeón declarado de la desregulación y los paraísos fiscales. El original histórico fue el resultado de un consenso previo y un proceso complejo, meditado, con una larga etapa de estudio y preparación, unos actores, cuando menos, cualificados, y sobre todo, frente una panorámica económica abierta, si bien incierta, después del túnel de la Gran Depresión y la 2ª G. M.

Por el contrario, la situación económica actual es de colapso absoluto. Lo que tenemos es una crisis de sobreproducción que ha alcanzado unas proporciones escalofriantes gracias a una pirámide financiera exponencial en funciones de bombona de oxígeno para un enfermo en fase terminal.

Se trata de una cuestión política. No de una cuestión técnica de funcionamiento. Plantear Bretton Woods II como un taller de reparaciones del sistema financiero con fondos públicos es una falacia. La solución no está en como se arregla el tinglado para que los capitalistas continúen haciendo lo mismo sino en como forzar regulaciones sociales para que no puedan continuar haciendo lo mismo.



Así pues lo que cave esperar del apresurado "Bretton Woods 2" de noviembre es una patética parodia de su antecesor, salpicada de declaraciones de intenciones, paños calientes y remiendos "coordinados" con fondos públicos, propuestas de cambio en la cuota asignada de voto en el FMI para convertirlo en un fondo de ayuda financiera a la banca occidental (implorando una mayor aportación por parte de los "emergentes") , y a esperar ha ver si se calma el pánico, suben las bolsas y de vuelta al "business as usual".


Historia de Bretton Woods I


La conferencia que dio nacimiento al sistema, que se celebró en la aldea de Bretton Woods, New Hampshire, fue la culminación de unos dos años y medio de planificación para la reconstrucción monetaria de la posguerra por parte de los Dep. del Tesoro del Reino Unido y los Estados Unidos. Aunque participaron las cuarenta y cuatro naciones aliadas, además de un gobierno neutral (Argentina), el debate estuvo dominado por dos planes rivales, elaborados, respectivamente, por Harry Dexter White de los EE.UU. y por John Maynard Keynes de Gran Bretaña. El compromiso que surgió en última instancia, era mucho más próximo al plan de White que del plan de Keynes, lo que reflejaba el poder de los Estados Unidos cuando la Segunda Guerra Mundial estaba llegando a su fin.

Aunque en un primer momento, las diferencias entre ambos planes parecía enormes - especialmente en lo que respecta a la cuestión del futuro acceso a la liquidez internacional - en retrospectiva, son sus similitudes en lugar de sus diferencias lo que aparece como más llamativo. De hecho, hubo bastantes puntos comunes entre todos los gobiernos participantes en Bretton Woods. Todos convinieron en que el caos monetario del período de entreguerras había dado varias lecciones valiosas. Todos estaban decididos a evitar la repetición de lo que percibían como errores del pasado. El consenso básico entre todos ellos se reflejó directamente en los artículos del Acuerdo del F.M.I.

Cuatro puntos en particular se destacan


en general, los negociadores estuvieron de acuerdo en que el período de entreguerras había demostrado de manera concluyente los inconvenientes de la flexibilidad sin límites de los tipos de cambio. La flotación de los tipos de cambio de la década de 1930 habría desalentado el comercio y la inversión y alentado la especulación desestabilizadora y las devaluaciones competitivas. Sin embargo, los gobiernos se mostraban reacios a regresar a tipos de cambio fijos permanentemente según el modelo clásico del patrón oro del siglo XIX, el cual imponía una rígida política monetaria para mantener la convertibilidad del papel respecto al metal. Los políticos, comprensiblemente, deseaban mantener el derecho de revisar el valor de las monedas de vez en cuando según las circunstancias (poder generar una expansión del crédito en épocas de depresión). De ahí que se buscó un compromiso entre las dos alternativas.

Lo que surgió fue el régimen de la "paridad ajustable". Los miembros estaban obligados a declarar un valor nominal (paridad) para su moneda y a intervenir en los mercados de divisas para limitar las fluctuaciones de los tipos de cambio dentro de los márgenes máximo y mínimo de una banda de fluctuación del uno por ciento por encima o por debajo de la paridad, pero también tenían la potestad, siempre que fuera necesario y en conformidad con los procedimientos convenidos, de modificar el valor nominal de la paridad para corregir un "desequilibrio fundamental" en su balanza de pagos.

Lamentablemente, el concepto de desequilibrio fundamental, aunque clave para el funcionamiento del sistema de la paridad, nunca se explicó en detalle - una notoria omisión que resultaría fatal a la larga para el sistema.

Si los tipos de cambio no iban a flotar libremente, los Estados requerían la garantía de un suministro adecuado de reservas monetarias (para mantener la paridad, el gobierno debía"intervenir" en el mercado de divisas, por ejemplo cuando hay demasiada demanda de dólares, vendiendo dólares de sus reservas a cambio de su propia moneda).

Los negociadores no consideraron necesario modificar el patrón oro de los años de entreguerras. La liquidez internacional consistiría en las reservas de oro o en las monedas convertibles, directa o indirectamente, en oro. EEUU, en particular, se oponía a modificar el papel central del dólar o el valor de sus reservas de oro, que en el momento ascendían a las tres cuartas partes de las reservas mundiales.

Los negociadores, sin embargo, se pronunciaron sobre la conveniencia de alguna fuente de liquidez alternativa para los países deficitarios. La gran pregunta era si esa fuente debería, según lo propuesto por Keynes, asemejarse a un banco central mundial capaz de crear nuevas reservas a su voluntad (lo que Keynes pensaba que podría llamarse BANCOR), o un constituir un simple mecanismo multilateral de préstamos como proponía el plan de White.

El resultado final fue un “pool” o piscina de monedas y oro, resultado de las distintas cuotas aportadas por los países participantes, de acuerdo con la importancia de sus economías. Los miembros podrían pedir prestado al FMI por un importe igual al de su cuota.

Los gobiernos se mostraron de acuerdo en remover los controles de cambios (prohibiciones de convertibilidad) y el bilateralismo de los años 30 (acuerdos a varias bandas, con compensación de saldos finales) , para volver a un sistema de pagos multilateral.

En concreto, se prohibía a los países miembros, en principio, tomar medidas discriminatorias o establecer regulaciones sobre divisas, con sólo dos excepciones:

a) La libre convertibilidad se aplicaba a las transacciones internacionales corrientes solamente. Los gobiernos se debían abstener de regular las compras y ventas de divisas para el comercio de bienes o servicios. Pero se podían establecer medidas para la regulación de las transacciones de la cuenta de capital. De hecho, oficialmente se animaba a hacer uso de controles de capital frente las posibles desestabilización causadas por los movimientos de capitales a corto plazo ("hot money ")

b) El compromiso de la libre convertibilidad podría aplazarse si un miembro así lo decidiera durante un "período de posguerra transitorio". Los miembros que aplazaran sus obligaciones de la convertibilidad eran conocidos como países del artículo XIV mientras que los miembros que hubieran hecho efectiva la aceptación pasaban al estatus de países del artículo VIII.

4. Los negociadores acordaron la necesidad de un foro institucionalizado para dirigir la cooperación monetaria internacional. El FMI se constituía como el foro internacional para la cooperación internacional en temas monetarios. Los EEUU, con 1/3 del total de las cuotas con derecho a voto, se aseguraban un decisivo derecho de veto en todo el proceso de discusión subsiguiente.

El definitiva, el sistema creado en Bretton Woods, era un patrón de cambios oro complementado con un "pool" centralizado de oro y monedas nacionales y dotado de un nuevo sistema de tipos de cambio de paridades ajustables.

El papel central del FMI


En el nuevo esquema el FMI jugaba un triple papel central:

. Función reguladora administrando las reglas relativas al valor de las monedas y su convertibilidad.

. Función financiera, suministrando liquidez adicional en caso necesario.

. Función consultora, constituyéndose como un forum de cooperación entre los estados miembros.

Estructuralmente, el régimen combinaba un respeto por el principio de la soberanía nacional con un compromiso de responsabilidad colectiva respecto a las relaciones monetarias internacionales expresado en unas reglas comunes y en los poderes otorgados al FMI.

El papel hegemónico de los EEUU


Los negociadores pensaron que las reacciones monetarias tras la guerra serían estables, que el período transitorio hasta la "normalidad" sería corto y que los fondos depositados en el FMI serían más que suficientes.

En realidad fueron los EEUU los que asumirían el rol hegemónico monetario mundial.

La hegemonía estadounidense se ejerció principalmente de tres maneras:

. Un mercado relativamente abierto se mantuvo para la importación de mercancías extranjeras.

. Una generosa corriente de préstamos a largo plazo y subvenciones a través de:

a) El Plan Marshall (1948-1952) y otros programas de ayuda dirigidos a la recuperación de Europa amenazada por la revolución social. Gran Bretaña se declaró sin fuerzas para financiar la lucha anticomunista en Grecia y Turquía. Los EEUU condicionaron los préstamos a la restauración del libre mercado y en contra de la planificación indicativa o imperativa.

b) A través de la reapertura en Nueva York del mercado de capitales.

Una política liberal de préstamos a corto plazo en tiempo de crisis. Dado que las reservas de la mayoría de los países estaban cerca de agotamiento y el Fondo de reserva de liquidez (el "pool")

Dada la escasez de oro monetizado fuera de los Estados Unidos y las limitadas perspectivas en la producción de oro, América se convirtió en la fuente residual de liquidez mundial a través de los déficits en su propia balanza de pagos. Los gobiernos con excedentes de Balanza de Pagos, estabilizaban sus tipos de cambio mediante la compra de dólares.
Estados Unidos se comprometió a convertir sus dólares en oro a un precio fijo, de modo que el billete verde se convirtió en un perfecto sustituto para el oro.

Aunque multilateral en el diseño formal, el sistema de Bretton Woods, en la práctica, se convirtió rápidamente en un régimen monetario hegemónico centrado en el dólar, de la misma manera que el clásico patrón oro del siglo XIX se había centrado en la libra esterlina.

Lo que se denominaba "patrón cambios oro" en realidad era un patrón dólar.

Los Estados Unidos podían expedir la principal moneda de reserva mundial en las cantidades coherentes con sus propias prioridades, que no tenían porqué coincidir con las de los extranjeros tenedores de dólares, pero que lo tolerarían siempre y cuando resultara beneficioso para ellos. De hecho, la historia del sistema de Bretton Woods habría de leerse como la historia de esta negociación.

De la escasez de dólares al exceso dólares


La cronología del sistema de Bretton Woods se pueden dividir en dos períodos: el período de "escasez de dólares ", que duró hasta 1958 aproximadamente, y el período de" exceso de dólares", que cubra el resto de década y media.

El término "escasez del dólares", fue simplemente una expresión para reflejar el hecho de que sólo los Estados Unidos eran capaces de garantizar un cierto grado de estabilidad monetaria mundial. En los años 50, los déficits de los EE.UU. registraron un promedio de unos 1,5 mil millones de $ al año. Estos déficits persistentes, suministraban la liquidez internacional y evitaban los antiguos conflictos por las reservas auríferas.

Después de 1958, sin embargo, el déficit persistente USA comenzó a asumir diferente coloración. Tras un breve superávit en 1957, debido a circunstancias especiales, la balanza de pagos USA alcanzó un déficit de 3,5 mil millones en 1958 y aún uno mayor en 1959 y 1960. Este fue el punto de inflexión. En lugar de hablar escasez, se comenzó a hablar de un exceso de dólar.

En 1958 las monedas de Europa volvieron a la convertibilidad abandonando el sistema de la "Unión Europea de Pagos", un mecanismo que permitía saldar los pagos entre los países miembros en un sistema de compensación multilateral (cada mes se calculaban los saldos comerciales bilaterales y se compensaban las deudas. Si un país A era deudor de B, y A era acreedor de C, C era el país que pagaba a B) y las diferencias finales se cubrían con financiación norteamericana. El sistema relanzó el comercio intra y extra-europeo en una época de escasez de liquidez internacional)

Posteriormente, el antiguo afán de los gobiernos europeos para obtener reservas de dólares se transformó en lo que parecía igualmente un ferviente deseo de evitar el exceso en la acumulación de dólares. Antes de 1958, menos del 10 por ciento del déficit USA había sido financiado con oro (el resto se financió con dólares). Durante la década siguiente, casi dos tercios del déficit acumulado implicaron transferencias de oro, en su mayoría a Europa. Bretton Woods estaba claramente bajo tensión.

El dilema Triffin (1960)


Para evitar la especulación contra el dólar, EE.UU. debería controlar o disminuir el déficit comercial. Pero esto generaría un problema de liquidez internacional. Así pues, para que haya liquidez (dólares) EEUU tiene que endeudarse.

A mediados de los años 1960, se iniciaron negociaciones para establecer una fuente de liquidez alternativa a los déficits norteamericanos, que culminaron en un acuerdo para crear los Derechos Especiales de Giro (DEG), un activo de reserva internacional que evitaría cualquier futura amenaza de escasez de liquidez mundial.

Pero la situación cambió a finales de los 60. De una escasez de liquidez internacional se pasó abruptamente a un exceso. A principios de la década se habían tomado una serie de medidas de defensa en un esfuerzo para contener crecientes presiones especulativas contra el dólar. Estos incluían una red de facilidades recíprocas de crédito a corto plazo (swaps) entre los bancos centrales, así como la ampliación de la capacidad de préstamo del FMI. Pero al final todo esto no resultó suficiente para evitar una pérdida decisiva de la confianza en el dólar.

La rigidez de los tipos de cambio


Una segunda fuente de tensión era la ambigüedad de la noción clave del desequilibrio fundamental. En la práctica, los gobiernos intentaban evitar la "derrota" de una alteración de valor nominal de sus monedas. La rigidez resultante de los tipos de cambio no sólo agravaba los temores de una posible escasez de liquidez mundial. También creaba incentivos irresistibles para los movimientos especulativos en orden a forzar devaluaciones o revaluaciones de los tipos de cambio.

El mayor problema era la superabundancia de dólares - más exactamente, el persistente desequilibrio entre los pagos de los Estados Unidos y el superávit de los países de Europa y Japón. Cada una de las partes culpó a la otra del desequilibrio. América opinó sus antiguos aliados podrían hacer más para reducir su superávit mediante la revalorización de sus monedas; los europeos y japoneses, por el contrario, sostuvieron que era responsabilidad de los Estados Unidos dar los primeros pasos para corregir la situación.

El final del sistema


A partir de 1965, EEUU se había lanzado a la guerra en el Sudeste Asiático y los déficits de nuevo se dispararon, mientras que los demás gobiernos se veían obligados a compras masivas de dólares para mantener sus paridades. Este aumento de la base monetaria se tradujo en fuertes presiones inflacionistas y potentes movimientos especulativos sobre los tipos de cambio.

Finalmente, EEUU cambió unilateralmente las reglas del juego. El 15 de agosto de 1971 suspendió la convertibilidad del dólar por oro. A finales del mismo año se había producido una amplia reestructuración de las paridades principales respecto al dólar. Sin embargo, la veda especulativa se había abierto y en febrero de 1973, según el llamado Acuerdo Smithsoniano, se pasó a la flotación generalizada.

El sistema monetario de Bretton Woods había pasado a la historia. En su lugar se constituyeron una serie reducida de bloques monetarios (dólar, sistema monetario europeo - que finalmente alumbraría el euro-, libra, yen, yuan) que colaborarían para la estabilidad del sistema de pagos internacional pero que de facto aceptarían la perpetuación del "exorbitante privilegio" norteamericano.

Link: Benjamin J. Cohen: Bretton Woods System

Le Monde Diplomatique: A l'aube d'un siècle postamericain

1 comentario:

Anónimo dijo...

HOLA ME PODRÍAS SOLICITAR LA BIBLIOGRAFIA QUE USÓ? MUCHAS GRACIAS