Naomi Klein: "
Se
ha nacionalizado parcialmente a los bancos privados o, por el
contrario, es el Tesoro de los EEUU el que ha sido parcialmente
privatizado por Wall Street?
Nouriel Roubini:
Los
bancos centrales han pasado de ser "prestamistas de última instancia" a
convertirse en "prestamistas de primera y única instancia"
Definición
La
trampa de la liquidez se ha definida como la incapacidad por parte de la autoridad monetaria de estimular la economía bajando los tipos de interés para aumentar el crédito.
El banco central baja el tipo de interés de los créditos y préstamos a corto plazo que concede a los bancos con garantía del papel comercial y otras partidas en los activos de esos bancos. Ello debería favorecer un aumento del préstamo bancario a sus clientes a tipos más bajos aumentando la cantidad de dinero en circulación.
Si el mecanismo se atasca, estamos en situación de trampa de la liquidez. Los bancos centrales crean más y más base monetaria pero el sistema financiero es incapaz de convertirla en oferta monetaria. El multiplicador bancario no funciona.
Esta situación es propia de las espirales recesivas y se dio en los años 30. La falta de expectativas a causa del subconsumo desalientan la inversión y las rebajas en el precio del dinero caen en saco roto ante la inapetencia del público.
Crisis de liquidez y crisis de solvencia
Se
aborda la crisis financiera según la metáfora del fontanero. Se trataría
de un bloqueo que, una vez liberado, dejará que fluya de nuevo el
crédito como antes.
Pero el crédito no es un fluido. El
crédito es un contrato. Precisa de una parte prestamista y de otra
prestataria. El prestatario tiene que ofrecer la garantía o aval de
alguna propiedad que no se desvalorice y disponer de un flujo estable y
seguro de renta.
En condiciones de depresión ni
prestamistas ni prestatarios están por la labor. Los contratos de
crédito se están convirtiendo en una especie en peligro. La gente ha
dejado de comprar electrodomésticos o automóviles a plazo, no porque no
obtenga buenas condiciones de financiación sino sencillamente por que
prefieren ahorrar ante la inseguridad de la depresión. Es así como opera
la trampa de la liquidez. Es el tenebroso fantasma de la insolvencia
generalizada el que oscurece el ambiente propicio para el crédito.
Así pues, detrás de la crisis de la liquidez se yergue una espeluznante
crisis de solvencia
generalizada, un agujero negro en el que los activos desvalorizados
(balances bancarios, deuda doméstica, quiebras corporativas, deuda
institucional ... ) acaban cayendo uno tras otro, arrastrándose entre
sí. La cifra engullida podría acabar rondando los
30 billones de dólares. Se ha entrado en un acelerado proceso de insolvencia global.
La trampa de la liquidez y la privatización de los servicios públicos
Un
incentivo añadido al atesoramiento en depresión es el desequilibrio
financiero de los entes públicos, endeudamiento que, más pronto o más
tarde, les obligará a ofrecer, a precios de ganga, una variada y
suculenta gama de bienes públicos a quien disponga de dinero fresco y
líquido para comprar al contado.
Transferir fondos
públicos a la banca para que vuelva, "voluntariamente" y de buena fe, a
prestar a las familias y empresarios en apuros, es como repartir tickets
para las subastas masivas de bienes públicos que se va a producir en
una segunda fase de la depresión. El riesgo de insolvencia se hace mayor
cada día que pasa y es absurdo pensar que vuelvan a prestar en los
términos en que lo hacían durante la burbuja inmobiliaria por más dinero
que reciben de las arcas públicas.
Las corporaciones
locales y comunidades autónomas se están quedando sin ingresos y
recurriendo masivamente al endeudamiento, mientras que los bancos
rescatados con fondos públicos, se dedican a adquirir deuda pública para
acudir bien pertrechados a las cada vez más próximas subastas. Muchas
emisiones institucionales han sido ya literalmente expulsados de los
mercados de títulos de deuda. Además, los recortes de ingresos y la
misma trampa de la liquidez, impiden a los entes públicos asumir incluso
el mínimo mantenimiento de las infraestructuras básicas de los
servicios públicos.
Los gobiernos, por su parte, que
tan alegremente están dilapidando sus reservas y su crédito para
"ayudar" a la banca, mientras la crisis y la caída del consumo resecan
sus fuentes de ingresos, pronto habrán de poner en venta cualquier cosa
de valor a su disposición a precios de ganga.
Servicios de abastecimiento de agua,
tratamiento de aguas residuales, transporte público, autopistas,
aeropuertos, suelo industrial o residencial, centros
escolares, centros universitarios, mercados públicos, parques naturales, ... Las
privatizaciones de Boris Yeltsin van a parecer cosa de niños.
La
mayoría de los servicios públicos constituyen situaciones de monopolio
de facto sobre bienes inelásticos de primera necesidad (por eso son
públicos) y si caen en manos privadas, pueden imponer precios abusivos
para obtener suculentos beneficios. El modelo a seguir ha sido la
privatización de los servicios de distribución de agua potable en el
Reino Unido.
Las empresas distribuidoras han impuesto unas subidas en las tarifas de
entre el 17,5% al 62,2% en un año y las proyecciones apuntan a una
tarifa de unas 1000 libras por hogar y año dentro de 5 años.
Las posibilidades para invertir en el negocio del agua se han multiplicado: fondos hedge hídricos,
fondos de índices en agua,
índices EFT, etc. mientras que las grandes corporaciones bancarias de Wall Street se han lanzado a la carrera por la
apropiación de los derechos sobre el agua y las redes públicas de distribución y saneamiento.
Goldman
Sachs, Citigroup, Carlyle Group, AIG Highstar Capital, Credit Suisse,
UBS AG, JPMorgan Chase, Deutsche Bank y otros bancos de inversiones y
corporaciones de private-equity, en colaboración con otras instituciones
( fondos de pensiones públicos australianos, canadienses y europeos,
fondos soberanos asiáticos o del Medio Oriente) están amasando "cofres
de guerra" por valor de miles de millones de $, en anticipación de la
crecida marea de privatización de infraestructuras que se vislumbra en
el horizonte inmediato.
Rescates públicos y Cofres de guerra privados
Lo
de "trampa" se podría entender en varios sentidos: el más tradicional
según el cual las autoridades monetarias caen en la trampa de
facilitar liquidez a quien no piensa usarla adecuadamente,
o bien en el sentido del compás de espera de los predadores para
abalanzarse sobre las escuálidas presas que en número creciente caen en
la trampa de la espiral depresiva.
En depresión se
multiplican los incentivos al atesoramiento. El consumidor o el
inversor, cuando ven que los precios bajan, (deflación) tiene un
incentivo adicional en no consumir o no invertir y atesorar, en la
medida de lo posible, esperando a que los precios bajen aún más para
apropiarse de las innumerables gangas que aparecen en el horizonte. Las
quiebras y las insolvencias fuerzan la subasta, a precios de saldo, de
una inmensa cantidad de activos de todo tipo. El fenómeno no se reduce
al de un público variopinto, de nacionalidades diversas, que acude de
subasta en subasta, con la bolsa llena de dólares, comprando casas y
pisos a docenas en las urbanizaciones desahuciadas de los EEUU.
A medida que avanza la crisis, el dinero líquido se convierte en un bien escaso, en un verdadero "
capital de guerra" (muchas enormes fortunas son fruto de tales circunstancias y un ejemplo aleccionador es el de
Juan March).
Por tanto, el dinero no se presta fácilmente y tiende a acumularse, por
más que las autoridades monetarias bajen los tipos de interés de
referencia. Los depredadores atesoran la munición necesaria para acudir a
las subastas de activos a precios de ganga que se suceden a ritmo
frenético (REPSOL en venta, quien lo iba a decir).
Asistimos atónitos a la colaboración masiva y sin contrapartida de los gobiernos en la constitución de estos verdaderos "
cofres de guerra", a base de inmensos "rescates" financieros que, en una primera fase, se están utilizando para un proceso relámpago de
concentración capitalista del sistema financiero .
En EEUU ya está ocurriendo; buena parte de los 700.000 millones de $ entregados a la banca se están empleando, con el beneplácito del Tesoro, en
comprar otros bancos
(Los obreros despedidos de Chicago se han dado cuenta del tinglado;
Bank of America ha recibido 25.000 millones de $ y se niega a conceder
un préstamo a Republic Windows and Doors para pagar los sueldos de sus
empleados los cuales han ocupado la factoría con el eslogan: "Bank of
America:
a vosotros os rescatan y a nosotros nos tiran") . En la misma tónica en una siguiete fase se van a invertir en comprar otro tipo de saldos más sustanciosos.
Trampa de la liquidez actual y helicópteros
Una descomunal expansión monetaria tuvo lugar durante la fase de creciente de la pirámide crediticia. Se trataba de un enorme castillo de naipes tipo "Ponzi" en el que las cartas y el dinero circulaban a enorme velocidad y que al derrumbarse deja a los "propietarios" con la parte de la baraja que tenían en la mano (títulos financieros o inmobiliarios que no puede vender ni traspasar).
De pronto ya no hay liquidez, no hay dinero. Nadie compra y como no hay mercado nadie sabe ya el valor de las cartas. El dinero no circula. Estamos metidos en la trampa de la liquidez.
Ante la sequía general los bancos centrales están lanzando sacos de dinero fresco para devolver la liquidez a los mercados. Pero los sacos no caen uniformemente. Llevan etiquetado el destinatario.
La expansión de la base monetaria no va destinada a "estimular la economía". No se trata de una expansión monetaria que forme parte de una "política macroeconómica". En las condiciones actuales, la "macro-economía" ha pasado a segundo término. Los gobiernos e instituciones multilaterales se han puesto al servicio exclusivo de las grandes corporaciones y de sus ricos propietarios, al margen de cualquier otra prioridad.
En realidad no se está siguiendo ningún tipo de política económica. No se trata de que las "políticas económicas" resulten inadecuadas o fallidas. Lo que está ocurriendo es un asalto a mano armada a los recursos estatales para compensar las pérdidas de los más ricos. Se trata de disimular los taladros y la dinamita bajo el disfraz cada vez menos creíble de la política económica anticrisis.

La expansión monetaria forma parte de una macro-operación de trasvase de pérdidas a los contribuyentes. El atraco del siglo se vende como si se tratara de "macroeconomía", "política macroeconómica" bien intencionada que no acaba de funcionar por culpa de la maldita "trampa de la liquidez". Primero salvamos los bancos. Luego los bancos vuelven a trabajar y aquí no a pasado nada (salvo el pequeño detalle de un enorme trasvase de riqueza presente y futura a favor de los potentados)
El sistema financiero ha perdido su papel de intermediario
Los suministros de liquidez al sistema financiero desaparecen como en un sumidero, sin dejar rastro en la economía real. La expansión monetaria es absorbida en su totalidad por la desvalorización imparable de los activos financieros.

En la situación de desfalco generalizado en que se encuentra el actual sistema financiero no es de extrañar que haya abandonado su papel de intermediario. La esperanza en la recuperación del sistema se basa en volver a poner a los bancos en pie a base de fondos públicos. Pero la crisis demuestra que a partir de cierto umbral de desigualdad social, el consumo vía "burbujanomics" ha dejado de funcionar. El sistema capitalista funcionaba dopado a base de ingentes inyecciones de crédito hasta acabar colapsado y en la UCI a causa de una sobre dosis sub-prime. La economía ya no reacciona, por más sobredosis de antibiótico crediticio.
En tales circunstancias, las economías domésticas, cuyo consumo hasta el crac venía inducido por el crédito,
han optado en masa por el subconsumo. Se trata de una huida en espiral. El dinero circula poco, tímidamente y con la máxima precaución. La economía se colapsa rápidamente. Es la depresión.
En la espiral recesiva, las grandes corporaciones están traspasando las pérdidas al sector más pobre. La polarización social se está agudizando exponencialmente con lo que las condiciones para un rebote (corrección en la distribución de la renta y la riqueza) son nulas.
La aritmética del apalancamiento
Se trata de una simple cuestión de aritmética. Durante la burbuja, la expansión monetaria permitía a los bancos prestar 25 o 30 veces el valor de su capital (apalancamiento 1/30 que explica los altos beneficios declarados). Una pequeña desvalorización de sus activos (hipotecas, ... ) del 4% colocaría al banco en situación de insolvencia. 20.000 millones de $ inyectados a un banco con 2 billones en activos serían barridos de un plumazo sólo con una desvalorización de estos activos del 1%.
De ahí el cierre de los mercados. Los oscuros títulos no circulan. Los títulos hipotecarios se han convertido en criaturas que temen a la luz. Nadie quiere reconocer que lo que posee no vale un pimiento. Nadie está dispuesto al desapalancamiento.
La doble "trampa de la liquidez" española
En España cae todo "menos la banca". Lo peculiar de la crisis en España es que el consumo y la producción están cayendo a un ritmo superior al de las economías que si han registrado crisis bancaria. Existe un desacoplamiento entre el sector bancario y el resto de la economía. Las empresas cierran, los trabajadores se quedan sin empleo, los autónomos y profesionales se quedan sin trabajo, el consumo cae y cae, pero... los hipotecados siguen pagando religiosamente las cuotas de la hipoteca. Si no alcanza, ahí están las ayudas públicas disponibles "sólo" para ayudar a pagar a los bancos.
El autobombo bancario español es patético. Se jactan de no haber adquirido títulos tóxicos como sus homólogos franceses o alemanes. ¿Para qué adquirir títulos hipotecarios extranjeros cuando nuestra "saneada" y "bien regulada" banca había transmutado toda la estructura económica española en factoría de hipotecas basura a todo trapo? ¿Para qué comprar CDOs anglosajones si aquí producimos sub-prime ibérico pata negra?
Desde 1998, el número acumulado de viviendas construidas en España equivale a las construidas en Francia, G.B., Alemania e Italia juntas. El sector representa un 18% del PIB (30% si tenemos en cuenta los sectores relacionados) y absorbía hasta hace unos meses más del 60% del crédito bancario (que tuvo que endeudarse fuertemente en el extranjero).
En 2006 se empezaron 865.000 viviendas en España (En EEUU, durante el mismo período y también con fiebre inmobiliaria, "solo" se empezaron 1.400.000). El estoc de viviendas en venta en 2008 rondaría el millón trescientas mil unidades.
Tenemos un sistema bancario que aguanta la crisis, no presta, ha bloqueado el mercado inmobiliario (no se vende, no se compra y no bajan los precios) y a su alrededor el resto de la economía hundiéndose a un ritmo espeluznante.

La causa es que la trampa de la liquidez, en el caso español, está actuando a un doble nivel. Mientras unas entidades
atesoran para resistir los vencimientos del apalancamiento exterior (deuda externa que acumularon durante el boom inmobiliario) y se preparan para la inminente carrera de suspensiones de pagos, las entidades más agresivas (Banco de Santander, BBVA) están atesorando fondos para cuando se impongan las condiciones óptimas
para la depredación. En una primera fase lo van ha utilizar en un proceso relámpago de concentración capitalista del sistema financiero español, del cual podrían quedar operativas cuatro o cinco entidades, como mucho, para pasar inmediatamente a adquirir activos a precios de saldo del resto de la economía, nacional o extranjera.
La caída descomunal del consumo así lo atestigua. Los bancos no prestan, por más dinero que les llueva de las arcas públicas. Nunca, hasta ahora, se había producido una caída porcentual tan drástica en el consumo en condiciones de paz y caídas del consumo de dos dígitos implican recesión inmediata.
En EEUU los inmuebles "devueltos" a los bancos en crisis, se están poniendo apresuradamente a la venta en innumerables subastas, con lo que el mercado inmobiliario empieza a revitalizarse a precios muy inferiores.
Cuanto más se retrase la crisis financiera, cuanto más se tarde en trasladar la carga de la crisis al sistema financiero español, principal responsable de la especulación de los últimos años, más intratable se mostrará la trampa de la liquidez y más profunda será la caída del consumo en un país que se resiste a dejar de estar totalmente hipotecado.
En España la trampa de la liquidez se ha metamorfoseado en una pantagruélica "
trampa hipotecaria" que está consumiendo toda la intervención "anti-crisis" del gobierno en beneficio exclusivo de un sector financiero improductivo, que no apuesta un duro por las a familias, negocios y empresas en crisis, aterrorizado por la mala calidad de unos activos hipotecarios que van a convertir a cajas y bancos en gestores de saldos inmobiliarios en un futuro cada vez más cercano.
Link:
Jo-Shing Yang: Why Big Banks May End up Buying Your City's Public Water System