El caso Enron reveló que la desregulación neoliberal permitía estafar a gran escala sin salirse ni un ápice de la normativa en vigor. La 7ª empresa en ventas del mundo, una de las primeras compañías USA del sector de la energía, adalid de la "economía del conocimiento", bandera de la desregulación financiera, con vínculos estrechos en el entorno Bush y Cia, era un verdadero queso de gruyer con más de 3.000 empresas fantasmas.
Pero la quiebra también demostró otra evidencia. Se dejó caer a Enron porque la exposición de bancos y aseguradoras era mínima mientras que las pérdidas afectarían casi exclusivamente a fondos de pensiones y accionistas de a pie.
En el marco de la actual globalización financiera, los planes de pensiones constituyen la primera andanada de choque ante cualquier síntoma de deflación. Después de haber sido corroídos incesantemente a base de comisiones y cargas inverosímiles por parte de sus gestores privados, van a ser lanzados como carnaza y como lastre ante los primeros síntomas del descalabro que se avecina.
Origen
Fué fundada en 1985 por Kenneth Lay a partir de la fusión de Houston Natural Gas con otra compañía de gas natural. A mediados de los 1980s, el precio del petróleo estaba por los suelos. Los consumidores de gas natural se pasaban a la alternativa mucho más barata de gasóleo mientras que los precios del gas y la electricidad se mantenían estables a causa de la regulación federal. Así pues la operación resultó una ganga para K. Lay.
Un oligopolio llamado "mercado libre de la energía"
Hasta los 1990s los ciudadanos estaban protegidos contra las manipulaciones de las compañías energéticas por las leyes específicas anti-oligopolio de Roosevelt. Leyes como la Public Utility Holding Company Act, la Federal Power Act y la Federal Communications Act, combinadas con leyes estatales, mantenía a raya el instinto predador de las energéticas.
Los productores de gas, dirigidos por Enron, (Southern Company of Atlanta, Reliant, Entergy International, Duke Power, TXU, Dynegy, El Paso Corporation, ... ) hicieron lobby para conseguir la desregulación.
Lo que era considerado un crimen el los 80 se convirtió en símbolo de iniciativa empresarial. En 1992 se votó la desregulación del sector. Al oligopolio subsiguiente se le bautizó como un "mercado libre de la energía". Al mismo tiempo se montaba una campaña de acoso y derribo del sistema uniforme de contabilidad (Uniform System of Accounts) que convertiría a los contables en personajes salidos de la saga de Harry Potter.
Internacionalización de las energéticas
Incluso antes de que quedara anulada la ley que les impedía establecerse en el extranjero, las compañías norteamericanas se lanzaron sobre los despojos de la privatización energética - plantas productoras y tendido - británica (reciente obra de la Sra. Thatcher en los 80; privatización que catapultó los precios de suministro energético británicos a lo más alto del ranking europeo).
La filial inglesa de Enron recibió carta blanca en el precio a cargar en el recibo. En 1995 Southern Company of Atlanta adquirió la inglesa South Western Electricity Board. Entergy, de Arkansas (ligada a los Klinton), adquirió la gigantesca London Electricity para venderla, al cabo de 18 meses, por 1.000 millones más, a una empresa estatal francesa. En 1998 el 70% de la energía eléctrica británica estaba en manos de compañías norteamericanas.
A partir de 1998 las energéticas USA, dirigidas por Enron, TXU, Entergy y Reliant se lanzaron a la conquista de todos los continentes imponiendo los "precios libres de mercado" sobre sus presas. En EEUU los precios se mantenían aún a un nivel asequible para los consumidores.
Pero la experiencia depredadora en el exterior pronto se iba a aplicar en el interior. Texas y California serían las primeras en caer bajo la bota de "libre mercado". En menos de dos años la mayoría de los Estados de la Unión habían sucumbido a la desregulación. En 1999, en lugar de la prometida disminución del 20% los californianos experimentaron una subida del 379% en su recibo energético.
Pero en los tiempos que corrían la operativa de la empresa no podía limitarse a cobrar recibos. K. Lay decidió convertirla en un jugador de primer orden en los mercados de materias primas comerciando en futuros sobre gas y electricidad.
El negocio estaba en la especulación
Ganarse la vida mejorando la calidad de las infraestructuras energéticas de sus clientes resultaba algo rancio, anticuado y poco oneroso. La desregulación financiera y la revolución informática era una plataforma para el éxito de los nuevos hombres de negocios. Los e-men.
Enron dirigió el lobby pro desregulación de los mercados de futuros en energía. La desregulación permitió a Enron desplazar su nuevo negocio de trading en futuros sobre energía al nuevo mercado desregulado, donde las operaciones podían alcanzar unos índices de apalancamiento inusitados.
Una vez que los precios de la energía empezaron a fluctuar, Enron empezó a lucrarse a partir de contratos de futuros que, en teoría, garantizaban a los consumidores un precio seguro para el futuro.
Enron se dedicó a montar operaciones hiper-apalancadas de intermediación y pura especulación financiera en los mercados de "commodities" - gas, petróleo, acero, papel, ...- a medida que iban cayendo las regulaciones y se llenaban los bolsillos de congresistas y senadores. Un esclarecedor ejemplo de la física de los vasos comunicantes.
La desregulación en los mercados de futuros sobre energía tuvo lugar bajo la coordinada presión - lobbying - de las mayores corporaciones del sector de la energía - Mobil, Exxon, Conoco, Phillips, Enron, - y los grandes bancos - Goldman Sachs, JP Morgan, Morgan Stanley, Chase Manhattan, Citigroup, en dos fases. En 1992 se consiguió sustraer a la regulación de la CFTC (Commodity Futures Exchange Comision) ciertas operaciones especulativas en energía. En el 2000, se consiguió que sectores enteros del comercio energético podían escapar a cualquier tipo de supervisión. De hecho se creó el Intercontinental Exchange (ICE) en Atlanta, un mercado privado totalmente desregulado que cobijaría pronto la mayor parte del mercado mundial de futuros en petróleo.
Desde la creación del ICE, el precio del crudo se duplicó entre 2000 y 2005. Entre 2007 y principios del 2008 la especulación desbordada hizo duplicar de nuevo el precio del barril catapultando los beneficios de las petroleras a récords históricos.
Con el fichaje de Jeffrey Skilling en 1990 Enron penetró en otros mercados de materias primas (acero, pasta de madera) pero también "creó mercado" en complicados derivativos financieros, márgenes de tiempo para publicidad, futuros para prevenir el mal tiempo o capacidad de banda en internet. Así, aunque seguía construyendo plantas energéticas por todo el mundo - vieja economía - , se había embarcado como punta de lanza de la "nueva economía", la economía del conocimiento, la economía de los e-men.
"Nueva economía" y "crony" capitalismo
"Crony" : engrasar los bolsillos de los reguladores y supervisores para que regulen a favor o hagan la vista gorda.
En 1993 Wendy Gramm entró en cargo de directora de la CFTC, organismo de supervisión de los mercados de futuros. El mismo año Enron fue el mayor contribuyente a la campaña por el senado de Texas de su marido, el republicano Phil Gramm. La agradecida Wendy puso en vigor una excepción a la norma a raíz de la cual los contratos en derivativos quedaban excluidos de toda supervisión gubernativa, abriendo el camino a la libre especulación de Enron en futuros sobre energía. Al años siguiente Wendi entraba en el consejo de administración de la empresa.
Durante la administración de Clinton, 2 millones de $ donados a los demócratas se tradujeron en 1.000 millones en préstamos subsidiados a la compañía y la aprobación de la ley Gramm-Leach-Bliley que anulaba la regulación anti-especulación conocida como Glas-Steagall Act de 1933.
El apagón Californiano
En 2001, amañaron cortes de suministros para forzar los precios al alza. La magnitud del apagón californiano llenaría las primeras páginas de los periódicos del mundo.
Enron generó escasez artificial, cerrando la planta de Las Vegas, para provocar apagones generales en California en una campaña coaligada para forzar las tarifas al alza, beneficiar sus posiciones en los mercados de futuros y provocar una apreciación sustancial de sus acciones en bolsa.
A pesar de la ardua labor de destrucción de pruebas y documentos, en 2005 se harían públicas gravaciones y memoramdums con detalles sobre la manipulación fraudulenta de los mercados energéticos canadiense y californiano durante la crisis energética de 2001.
G. Bush recibió 0,5 millones $ para su campaña. El vicepresidente Dick Cheney, en la nómina de Enron, fue el encargado de organizar la comisión de investigación sobre la crisis energética de California en el 2000 que eximió de toda responsabilidad a la compañía.
Cuando el Congreso decidió investigar el colapso de la compañía, resultó que de los 248 miembros de la comisión de investigación, no menos de 212 habrían recibido dinero de Enron o de Arthur Andersen.
Arthur Andersen, la empresa que auditaba a Enron, pagó millones de enérgico lobbying en Londres y Washington para bloquear iniciativas legislativas que prohibieran a las auditoras actuar a la vez como auditoras y como consultoras de una misma firma.
Enron y Kyoto
Enron fue pionera en el diseño de los mecanismos de mercado para combatir la contaminación y lugo el cambio climático. Estos mecanismos surgieron en EEUU de la mano de la ola neoliberal de los 90. La excusa fue la contaminación por dióxido de azufre y la lluvia ácida. En lugar de multar o imponer un impuesto al que contamina se crearon mecanismos de mercadeo de emisiones que serían el modelo a seguir en Kioto de la experta mano de Al Gore y demás negociantes del cambio climático.
Enron, la protagonista de la quiebra fraudulenta más sonada de la historia reciente, lider en los manejos que se conocen como "contabilidad creativa", había sido participante activa en tales esquemas del negocio medio-ambiental y conseguido notables ganancias.
Primera eléctrica en gas en los USA, gastó millones de dólares en convencer a los políticos norteamericanos de la bondad de su participación en el mecanismo de Kyoto, participación que hubiera significado una considerable inyección de “derechos negociables de CO2” a sus algo agujereadas cuentas. Tras el No petrolero de Bush a Kyoto, siguió bregando para conseguir un mercado público de CO2 en USA hasta que se fue a pique.
Enron, un negocio dirigido desde los paraísos fiscales
Cuando llegaron los malos resultados de su "ingeniería financiera" aparecieron "beneficios virtuales" por arte de magia gracias a una densa y opaca trama de más de 3.000 sociedades filiales en paraísos fiscales capaz de presentar, por virtud de auditorías reconvertidas en consultorías - Arthur Andersen - , inmaculados balances para la sociedad matriz.
Enron Corporation utilizaba cerca de 700 sociedades registradas en las Islas Caimán y algunas decenas más en Turks y Caicos, para evitar el pago de impuestos federales - solo pagó impuestos en el ejercicio de 1997 - y sobretodo mantener sus beneficios en la cresta de la ola camuflando los pésimos resultados de sus operaciones especulativas, falseando los balances que presentaban a accionistas y acreedores.
Andrew Fastow, el director financiero de la empresa, era conocido como un maestro en las leyes bancarias extraterritoriales. Ubicando los registros de propiedad en paraísos fiscales se conseguía que autoridades reguladoras, analistas financieros y accionistas no tuvieran conocimiento acerca de las operaciones cruzadas y otras actividades y artimañas financieras.
Si se impide conocer quienes son los propietarios, no se puede saber si los administradores de Enron o sus asociados son en realidad los que están detrás de la sociedad pantalla. No se pueden comprobar los libros para seguir la madeja de operaciones diseñadas para ocultar los resultados de la sociedad matriz. Es así como los oligarcas de Rusia saquearon su país y es así como los CEOs de Enron se lucraron y estafaron a sus compatriotas.
Estas sociedades extraterritoriales del entramado Enron (Special Purpose Entities), con nombres como Raptor I, Jedi II, ..., consiguieron préstamos bancarios por valor de 10.000 millones de $ ofreciendo como garantía las acciones de Enron. Luego se intercambiaban los fondos conseguidos canalizándolos de forma que aparecieran enormes beneficios en los balances de Enron mientras que las pérdidas se quedaban en los balances de las compañías filiales offshore (no consolidados).
Bancos como JP. Morgan o Citibanck eran conocedores de las prácticas esotéricas de su cliente pero siguieron prestándole grandes sumas. Lo hacían porque podían trasladar buena parte del riesgo mediante un complejo proceso de ingeniería financiera a los fondos de pensiones y mutualidades que compraban los CDOs (Collateralized Debt Obligations) fabricados a partir de aquellos préstamos.
Citibank y Morgan Stanley ayudaron a ENRON a montar las SPE en los paraísos fiscales y por tanto tenían información suficiente de los manejos subyacentes. Merrill Lynch participó en una operación de gran envergadura destinada a aumentar la cifra de beneficios de ENRON convirtiéndose en propietario provisional de 3 plantas energéticas deficitarias de ENRON en Nigeria. Una vez pasada la auditoría, (y comunicados los beneficios para hacer subir la cotización de las acciones) ENRON volvió a comprar las plantas.
Pero además, las cuentas offshore permitían evadir impuestos y esconder los enormes botines que se embolsaban los ejecutivos. (los CEOs de nivel medio de Enron se embolsaban una media de entre 10 y 20 millones de $ por cabeza pensante")
La sorpresa de octubre ("october surprise")
En October 2001 Arthur Andersen se vio obligada a anunciar que algunas de las pérdidas de las sociedades filiales habían de consolidarse en los balances de la empresa matriz. La bola de nieve se convirtió pronto en avalancha forzando a reconocer pérdidas por mas de 1000 millones de $ y obligando a una investigación de la Securities and Exchange Commission (SEC)
La sorpresa de octubre, que desencadenaría la quiebra de la empresa en unos meses (diciembre 2001) vino del pequeño desliz en una de las empresas tapadora, Raptor 1. La laxa normativa legal, resultado de la desregulación de los 90, permitía no consolidar el balance de una sociedad con la empresa matriz mientras no hubiera una participación externa superior al 3% del capital, y bajo esta cláusula se arremolinaba la nebulosa de más de 3.000 sociedades vinculadas a Enron para que sus agujereadas cuentas no se consolidaran en los balances y cuentas de resultados inmaculados que presentaba la empresa matriz.
Los mismos CEOs que ebrios de impunidad bautizaban sus criaturas con nombres tan ocurrentes, no habrían respetado ni siquiera el nimio porcentaje que requería la ley. Ocurría lo mismo con Raptor 4 y otras cuatro más. Del desliz al vértigo. Al proceder a la consolidación contable los acontecimientos se precipitaron hasta la súbdita aparición de un agujero negro financiero astronómico.
Pero mientras los capitostes se vendían hasta la corbata (Fastow, Skilling y otros 27 altos ejecutivos de Enron habían vendido acciones de Enron por valor de más de l.000 millones de $ antes que de que la empresa se fuera a pique) se impedía al resto de empleados vender ni un céntimo de los títulos Enron, inversión obligatoria de los planes de pensiones, cuyo valor se disolvía por momentos (de 90$/acción a 0,2$/acción en pocos días)
Los e-men de Enron dieron todo un ejemplo de la ética empresarial contemporánea. Cuando pintaron bastos en el horizonte, no dudaron en utilizar su información privilegiada para vender sus paquetes de acciones antes de la "sorpresa de octubre". Al final, la tan alabada perspicacia de la economía del conocimiento se tradujo en "vende cuanto antes y en secreto, toma el dinero y corre".
Uno de los directores ejecutivos, Jeffrey Skilling, renunció al cargo unos meses antes de "la sorpresa" y huyó con los $112 millones que consiguió por la venta a buen precio de sus stock options . Kenneth L. Lay, CEO presidente de la compañía consiguió "salvar del naufragio" 300 millones de $.
Arthur Andersen, en la estela de Enron
Siguiendo la estela de la ética empresarial de Enron cientos de CEOs de la auditora Arthur Andersen se afanarían en los meses que siguieron en quemar toda la documentación que les implicaba en la trama. (Arthur Andersen había obtenido millones de dólares por "auditar" a Enron emitiendo informes favorables que despistaban a los incautos accionistas. En realidad ayudaba a diseñar el opaco andamiaje financiero que ocultaba la operativa real de la empresa)
Los caballeros de la tabla redonda del mundo empresarial corriendo con mecheros y papeleras humeantes por los pasillos de la auditora más importante del mundo, un digno espectáculo de ética empresarial y un final humillante para la que había sido la mayor firma de servicios profesionales del mundo con 85.000 empleados y casi 10.000 millones de $ en facturación.
Arthur Andersen sería condenada el 16 de junio de 2002 en los tribunales federales de Houston por obstruir la justicia, destruir y alterar documentos vinculados al colapso y colaborar con pleno conocimiento de causa en las irregularidades de Enron Corporation.
¿Porqué "no precedió" el rescate de Enron?
En 1998 La Reserva Federal había organizado el rescate del fondo hedge Long Term Capital Management (LTCM). Muchos bancos, incluidos algunos bancos centrales, habían hecho cuantiosos préstamos a LTCM en macro-operaciones de arbitraje. La quiebra del macro fondo hedge hubiera arrastrado a muchas de estas entidades. Se trataba del arquetípico caso del "too big to fail".
Sin embargo en 2001 la Reserva Federal dejo caer al gigantesco Enron. La descomunal deuda de la compañía se elevaba a 60.000 millones de $ pero, a diferencia de LTCM, los acreedores no eran bancos sino decenas de millones de individuos cuyos planes de pensiones estaban invertidos en acciones de Enron, en obligaciones de la entidad, en derivados financieros o en participaciones de las "special purpose entities" como las arriba mencionadas Jedi II o Raptor I.
En el marco de la actual globalización financiera, los planes de pensiones constituyen la primera andanada de choque ante cualquier síntoma de deflación. Después de haber sido corroidos incesantemente a base de comisiones y cargas inverosímiles por parte de sus gestores privados, van a ser lanzados como carnaza y como lastre ante los primeros síntomas del descalabro que se avecina.
Se afirmaba entonces que Enron y sus afines eran las compañías del futuro, y que su ingeniería financiera podría cubrir y asegurar cualquier eventualidad. En realidad los engaños perpetrados por el gigante caído eran viejos trucos (sobrevaloración de activos, ocultación de pasivos, ect) disfrazados de "ingeniería financiera".
Algunos de los directivos de ENRON y WorldCom fueron procesados y condenados a penas de cárcel. Los bancos de inversión que ayudaron a los delincuentes concibiendo y vendiendo los intrincados mecanismos (a menudo fraudulentos) fueron absueltos. El "pacto" entre las autoridades reguladoras y los bancos implicados resultó en la ley Sarbanes-Oxley (2002), enfocada al control de la actividad de las corporaciones pero que, gracias al potente lobbyng de Wall Street, dejaba completamente al margen las de los bancos.
El caso Enron no fue un final de una historia. La "enronitis" se ha extendido como la gripe sin vacunas. La historia interminable del capitalismo y de su ética dará mucho que hablar en los tiempos que corren.
Link:Nicole Gelinas: Criminalizing Capitalism
Robin Blakburn: Enron y los fondos de pensiones
Jay Hanson: LUNATIC POLITICS
Greg Palast: Desregulación energética
Vídeo sobre ENRON
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